DINERO DE LA CRUZ ROJA
No quiero despedirme unas
semanas (exacto, las correspondientes a mis vacaciones veraniegas) sin
compartir un dinero de emergencia utilizado en un conflicto que aún hoy día
tiene repercusiones en Asia oriental. Me estoy refiriendo a la Guerra de Corea (1950-53),
una confrontación regional que amenazó en convertirse en mundial y puso en
evidencia el hecho de que mantener la paz tras la
II Guerra Mundial, uno de los objetivos
fundamentales de Naciones Unidas, iba a ser una tarea complicada en un mundo
bipolar.
Anverso y reverso de un bilete de 25 ore del buque-hospital Jutlandia. La única diferencia está en el número de serie |
La península de Corea,
que había formado parte del imperio nipón hasta 1945, fue ocupada por tropas
soviéticas y norteamericanas tras la rendición japonesa, tomando el paralelo 38
como línea fronteriza entre ambas. Pocos años después de la guerra las dos
zonas desarrollaron paralelamente sus propias administraciones, una
prosoviética al norte y otra prooccidental al sur. El frágil equilibrio se
rompió en Junio de 1950 cuando tropas del norte cruzaron el paralelo 38 e
invadieron el sur con el visto bueno de Stalin, en un momento en el que deseaba
tomar la iniciativa en el plano internacional tras recibir algunos reveses en
el continente europeo. Esta demostración de fuerza fue contrarrestada por la
reacción norteamericana, que consiguió el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para repeler la agresión
norcoreana. Así, Estados Unidos consiguió formar una colación internacional con el General
MacArthur al frente que recuperó el terreno perdido llegando incluso a
conquistar gran parte del norte, con capital incluida. El problema es que este
avance hizo que China, con un gobierno comunista recientemente asentado en el
poder, se sintiera amenazada y decidiera intervenir activamente en el conflicto,
haciendo retroceder de nuevo a la coalición liderada por Estados Unidos a
finales de año. La intervención china hizo que el conflicto se estancara, lo
cual llevó a negociaciones que culminaron en el armisticio de Julio de 1953 por
el cual se alcanzó un alto el fuego y se estableció la división definitiva de
las dos Coreas en términos similares a los existentes antes de la guerra. Al no
existir un tratado de paz, es comúnmente aceptado que las dos Coreas siguen hoy día técnicamente en guerra. La frontera entre los dos estados, que curiosamente
recibe el nombre de “Zona Desmilitarizada”, vendría a ser una especie de frente
estable en permanente alto el fuego, pese a esporádicas escaramuzas que tienen
lugar de vez en cuando.
Imagen del Jutlandia durante la Guerra de Corea (fuente: wikipedia) |
Entre los participantes
de la colación auspiciada por Naciones Unidas se encontraba Dinamarca. Las
posibilidades de un apoyo activo por parte de este estado eran limitadas,
especialmente tras una Guerra Mundial en la que había sufrido las consecuencias de la ocupación
alemana, por lo que la intervención danesa fue exclusivamente humanitaria. Así,
tras el visto bueno del Consejo de Seguridad a la operación militar el gobierno
danés puso a disposición de la coalición el barco Jutlandia convertido en
buque-hospital, con quirófanos, equitación médica de último modelo, espacio para
un máximo de 350 pacientes y una tripulación dirigida por la
Cruz Roja danesa, que no dudó en poner en
marcha su propio notgeld cuando las circunstancias así lo exigieran. Este
dinero de emergencia, del cual solo puedo mostrar un pequeño billete de 25 ore
(divisor de la corona) circulaba dentro del barco únicamente y, como podéis
ver, predomina un carácter funcional propio de una moneda utilizada en zona de
guerra. Sin duda, da una idea de la gran actividad que debió desarrollar el
Jutlandia durante la guerra de Corea: se calcula que entre principios de 1951 y
el otoño de 1953, periodo en el que realizó tres misiones, atendió alrededor de
5.000 soldados de la coalición de Naciones Unidas y más de 6.000 civiles.
Todo esto además me ha llevado
a reflexionar acerca de la importancia de una organización como Cruz Roja, cuya
actividad precisamente comenzó a mediados del siglo XIX promoviendo y
facilitando la atención médica a los heridos de guerra. De alguna manera, esta
organización siempre ha pretendido poner un toque de humanidad en medio de la
barbarie colectiva propia de la guerra. Es una labor que, aunque pueda parecer
insuficiente, siempre ha supuesto al menos un resquicio de esperanza para las víctimas de los
conflictos. No
me cabe duda de que las personas que pasaron por el Jutlandia podrían dar fe de
esto último.
Con esta pequeña
reflexión (es increíble lo que un simple billete de 9 x 5,5 cm. puede llegar
a sugerirnos) me despido por unas semanas. A la vuelta nos veremos con más
curiosidades que tengo guardadas en la chistera. A todos y todas los que tenéis
la paciencia de leerme, ¡feliz verano!
¡Muy interesante! Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarNo hay de qué, siempre es un placer. Si tenéis más ejemplos de dinero similar, emitido por organizaciones sin ánimo de lucro, no dudéis en compartirlo aquí. Un saludo,
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