BILLETES POLARES (II)
Una de mis primeras entradas,
allá por Marzo de 2012, trató acerca de
unos curiosos billetes de polímero dedicados al continente antártico
emitidos para el coleccionismo. Enmarcados dentro del dólar norteamericano, su
venta estaba ligada al apoyo a proyectos de investigación en esa remota región
del planeta. Parecía lógico que si el Polo Sur había conseguido tener su propio
dinero (aunque de forma enteramente decorativa) el polo opuesto lo consiguiera
también. Y así fue, a partir del año 2010.
Aparte de su condición polar,
existen pocas similitudes entre el Polo Norte y el Polo Sur. La principal diferencia
reside en que el Polo Norte (entendiéndolo como el punto geográfico de
intersección entre el eje de rotación de la Tierra y su superficie, no debe pues confundirse
con el polo magnético) se ubica sobre el mar, concretamente sobre el Océano
Ártico, mientras que el Polo Sur se sitúa sobre el continente de la Antártida. Esto
hace que el Polo Norte, al estar al nivel del mar, sea más cálido que el Polo
Sur. Sin embargo, su exploración resulta más complicada dada la imposibilidad
de establecer bases permanentes. El hecho de ser un casquete de hielo que
encoge o se ensancha dependiendo de la época del año dificulta el estudio
continuado de esta zona.
Territorialmente, el Polo
Norte geográfico no pertenece a ningún país (el magnético se encuentra al norte
de Canadá) aunque las tierras más cercanas son las de Nunavut, provincia
canadiense, y Groenlandia, vinculada a Dinamarca. Hoy en día el Consejo Ártico,
formado por los 8 países con territorios dentro del círculo polar ártico
(Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y
Rusia) es el organismo que se encarga de debatir asuntos comunes a toda esta
región, especialmente los relacionados con las poblaciones indígenas de la
zona. No obstante, la riqueza de recursos minerales y energéticos así como el
control de rutas comerciales hace que ciertos países se estén planteando la
reclamación del fondo marino.
Los dólares polares que
presento hoy no parecen tener finalidades científicas o relacionadas con la
exploración, sino meramente de sensibilización, pues hacen referencia a la
fauna y el ecosistema de la región ártica, en peligro a causa del calentamiento
global. También rinden homenaje a célebres exploradores, como Roald Amundsen
(1872-1928) o Fridtjof Nansen (1861-1930). Toda la información sobre estos
billetes se encuentra en esta página (www.polardollar.com),
que, aunque no deja muy claro quién es responsable de su emisión, podemos deducir
que todo apunta a la numismática noruega que se encarga de su distribución (http://www.coins-and-banknotes.com/), pues cuentan con la firma de “Monica Saethre”,
persona cuyo apellido coincide con los responsables de esta numismática.
Al igual que los dólares
antárticos son redimibles por dólares norteamericanos antes de la fecha de
vencimiento indicada en el anverso. Están hechos de polímero y, al igual que
muchos billetes actuales de curso legal cuentan con número de serie y
holograma. Las denominaciones son de lo más variadas, incluyendo billetes de 1,
2, 2 ½ ,3, 5, 6, 8, 9, 10, 11 y 15 dólares. Algunos reversos forman imágenes
completas al juntarlos, lo cual hace aún más atractivos para el coleccionismo.
En definitiva, un bonito y
original artículo que no puede faltar en nuestras colecciones, que además nos
sirve para aprender más acerca de esta remota y fascinante región del mundo.
Comentarios
Publicar un comentario