BILLETES DE PLÁSTICO

Lo que presento hoy, realmente, no es ya una curiosidad. Lo fue hasta hace unos pocos años pero ha dejado de serlo a medida que se ha demostrado su utilidad y aceptación entre las diferentes sociedades que lo han puesto en circulación. Los billetes de polímero, salvo en la Eurozona y Estados Unidos, son ya habituales en gran parte del mundo, muy notablemente en Asia y el Pacífico. La tendencia, al menos mientras los seres humanos sigamos utilizando dinero físico, es la de continuar creciendo frente a los billetes tradicionales de algodón y lino. 

El primer billete de polímero: 10 dólares australianos de 1988
(fuente: historyofinformation.com) 

¿Cómo son realmente los billetes de polímero? Desarrollados en la década de 1980 por el Reserve Bank of Australia, la Universidad de Melbourne y la Organización para la Investigación Científica e Industrial (CSIRO), están hechos de polímero de polipropileno biaxialmente orientado, lo que viene a ser un material que proporciona todas las ventajas del papel en cuanto a grosor y flexibilidad pero al mismo tiempo ofrece mayor fortaleza y resistencia de cara a la circulación. Se introdujeron en Australia en 1988 y desde entonces un gran número de países los ha ido adoptando, normalmente de forma escalonada y empezando por emisiones conmemorativas. Australia lo hizo aprovechando su bicentenario, Rumanía con el eclipse de 1999, el mismo año en que Taiwán conmemoraba el cincuentenario de su moneda con su primera emisión de polímero que podéis contemplar en esta entrada, justo debajo de estas líneas. 

Billete conmemorativo de los 50 años de la introducción del 
dólar de Taiwán (1999) 

Por lo general, una vez comienzan a introducirse las emisiones de polímero no solo se consolidan sino que además terminan absorbiendo al papel de algodón y lino. Y es que existen pocas dudas existen en cuanto a sus ventajas. La primera es su resistencia, razón principal por la que se adopta este tipo de billetes. Son más resistentes a la humedad, lo que les hace muy apropiados para la circulación en lugares cálidos (no hay más que ver en qué estado suelen quedar los billetes de algodón que han pasado de mano en mano en países tropicales). Su superficie lisa y suave hace que sea más difícil que se ensucie, al no absorber la humedad, y cualquier mancha se puede limpiar fácilmente. De hecho, resisten perfectamente los lavados de lavadora, lo que permite tener descuidos que antes nos podían costar una cantidad considerable de dinero.  

La segunda ventaja reside en la dificultad para su falsificación. Siempre conviene ponerse un paso por delante de los falsificadores, y los billetes de polímero han supuesto un revés para estos malhechores ya que, además de conservar los elementos de seguridad de los billetes tradicionales (banda magnética, hilos fluorescentes, marcas de agua, microimpresión) incorporan otros elementos novedosos prácticamente imposibles de copiar: las ventanas transparentes y las imágenes holográficas. 

Billete de 2000 lei de Rumanía, primer país europeo
en introducir el polímero en los billetes

 

La tercer ventaja, muy importante para todos aquellos concienciados con el calentamiento global, radica en su carácter ecológico. Al igual que las primeras bolsas de plástico se introdujeron en los comercios para reducir el uso de bolsas que utilizaban elementos vegetales para su fabricación, los billetes de polímero no necesitan de plantas para fabricarse. Al durar 2,5 veces más que los billetes tradicionales no es necesario fabricar tantos y además son fácilmente reciclables una vez termina su vida útil. Se calcula que su huella de carbono, el conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero necesarias para su fabricación, es un 16 % menor que las producidas por los billetes de papel.  

Pero no siempre llueve a gusto de todos. Los billetes de polímero han recibido críticas por diversos motivos. Su superficie suave, aunque absorbe menos la humedad y la suciedad, puede hacer difícil la contabilidad ya que los billetes tienden a pegarse. Son claramente más resistentes, pero también más difíciles de doblar. De hecho, una vez que se doblan la marca se hace más notoria que en los billetes de algodón. En climas cálidos han demostrado mayor resistencia pero ha habido casos en los que han perdido color. Y no han estado exentos de polémica: en Reino Unido, uno de los últimos países en incorporar los billetes de polímero, grupos ecologistas y religiosos han criticado la utilización de grasa animal en su fabricación. 

Billete de 50 denar de Macedonia del Norte que 
homenajea a la moneda bizantina (2018)


Pero seguramente la mayor desventaja a la que se tienen que enfrentar es su coste de implementación. El ahorro en la producción solo se manifiesta pasado cierto tiempo, y en un primer momento los países que deciden pasarse al polímero deben realizar una considerable inversión tecnológica, algo que puede desanimar sobre todo a aquellos que pasan por dificultades económicas. Además, la distancia en cuanto a seguridad se ha reducido en los últimos años, tal y como han demostrado los nuevos billetes de euro, capaces de introducir bandas holográficas y ventanas transparentes entre sus nuevos elementos de seguridad. Y, para hacer las nuevas series de billetes más resistentes, los han recubierto de una pintura protectora que les dota de una mayor vida útil. 

Y no hay que olvidar, cómo no, el conservadurismo de los bancos centrales, entidades poco dadas a los cambios bruscos, así como de las sociedades que utilizan el dinero. No me puedo imaginar un país como Estados Unidos, incapaz de aceptar las monedas de dólar, pasando del papel al plástico de la noche a la mañana. En muchos casos, todo puede reducirse a algo tan simple como una cuestión de gustos. 

https://historyofinformation.com/detail.php?id=3008

https://en.wikipedia.org/wiki/Polymer_banknote#Security_features

https://es.wikipedia.org/wiki/Billete_de_pol%C3%ADmero

https://www.bbc.com/news/magazine-15782723

https://www.bankofengland.co.uk/knowledgebank/why-are-new-banknotes-made-of-polymer

https://www.royaldutchkusters.com/blog/the-five-pros-and-cons-of-polymer-banknotes

Comentarios

  1. Muy buena entrada,desde luego tienen sus ventajas y también su lado difícil,pero creo que las bondades del polímero son más, lastima que haya que emplear más tecnología extra para su producción,pero a cambio aún con sus defectos son ventajosos en cuanto a durabilidad como bien explicas,por cierto tengo por algún lado un billete de Samoa de color azul,que creo recordar que es de plástico,lo compré hace años como una curiosidad,me pareció algo que era increíble,pero ya veo que se ha ido usando y teniendo aceptación en diversos países, aprendiendo como siempre de tu posts,un cordial saludo José Ramón

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    1. Muchas gracias como siempre Adolfo. En la actualidad parece que son los países asiáticos y de Oceanía los que más han adoptado el polímero para sus billetes. En América, pese a la ausencia de EEUU, cada vez están más extendidos, de hecho Canadá o México los han puesto en circulación recientemente. Eso sí, es un proceso escalonado: hay países con todo el papel moneda convertido a polímero, otros con algunas denominaciones y otros con solo billetes conmemorativos. Europa parece el continente más conservador en este sentido, aunque si Gran Bretaña se ha podido sumar, todo es posible. Un saludo

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