BILLETES CON (UNA) HISTORIA

A lo largo de estos casi siete años de curiosidades, hemos tenido varias oportunidades de comprobar el poder de los billetes como transmisores de mensajes o reflejo del patrimonio artístico y cultural de países y civilizaciones. El papel moneda deja más espacio para la creatividad y permite una mayor difusión, ya que es menos costoso emitirlo que el circulante metálico. En este momento vienen a mi cabeza numerosos ejemplos como las emisiones notgeld alemanas, en las que se reflejaban todo tipo de escenas cotidianas, satíricas o de la actualidad política propia del periodo inmediatamente posterior a la Primera Guerra Mundial, las series de pintores célebres de los billetes del franquismo o los billetes brasileños de los años 70-80, que además de sumar ceros por los efectos de la hiperinflación de la época dedicaban su espacio a honrar músicos y escritores.  


Anverso y reverso de 1 yuan del Central Bank of China de 1936


Hay veces, sin embargo, que no debemos quedarnos en la simple imagen del billete porque es posible que al analizarlo descubramos un contenido más profundo e interesante. Es lo que me ha sucedido con el billete de hoy de 1 yuan de 1936, emitido por el Banco Central de China durante la época convulsa de la República dirigida por Chiang Kai Shek. Los billetes chinos de este periodo pueden resultar un tanto repetitivos ya que por lo general están dominados en su anverso por la omnipresente figura de Sun Yat Sen, considerado el fundador de la China moderna. El de hoy decidí adquirirlo por su atractivo reverso, que a simple vista pudiera parecer un alto en el camino que hacen unos viajeros en sus carros tirados por caballos. Pues bien, se trata de mucho más que eso, porque uno de esos viajeros es el mismísimo Confucio, sin lugar a dudas el pensador más influyente de la historia del gigante asiático. 



Retrato de Confucio (wikipedia)
Como ocurre con otras religiones de Asia, el confucianismo puede ser considerado también una filosofía o corriente de pensamiento. En la China de la Antigüedad contribuyó además en la construcción de una teoría del estado propia, pues fue adoptado como religión oficial durante la era Han (206 a.C. - 221 d.C.). Confucio (nombre latinizado del maestro Kong Zi 孔子, 551-479 a.C.) ejerció diferentes cargos en la administración del estado de Lu en el norte, del que era oriundo, llegando a ser fue consejero del rey. Confucio defendía que en una época convulsa como la que se vivía durante la era conocida como "Estados Combatientes" el orden y la felicidad volverían si se aplicaban las normas y relaciones sociales de tiempos pasados, concretamente los correspondientes a los inciertos orígenes de la dinastía Zhou en el siglo XII a.C., basadas en el respeto a los ritos y las leyes y la aceptación del lugar que le correspondía a cada uno en la sociedad. En sus enseñanzas, las relaciones humanas deben estar regidas por unas leyes en las que el respeto a la jerarquía es fundamental: soberano-súbdito, padre-hijo, marido-mujer, hermano mayor-hermano menor. Puede decirse que Confucio, desde una visión un tanto idealizada, trataba de recuperar las creencias y valores de la era Zhou, ofreciendo así un enfoque más espiritual que las corrientes legalistas, que defendían únicamente la estricta aplicación de las leyes como forma de preservar el orden social. De esta manera, Confucio promovía también la meditación y el estudio personal como formas que tenía el ser humano de alcanzar la plenitud.  La importancia de esta realización personal queda reflejada en “El Gran Saber”, uno de los cuatro libros que recogen la introducción a las teorías confucianas:



"Solo cuando se investiga se extiende el conocimiento; solo cuando se extiende el conocimiento los pensamientos son sinceros; solo cuando los pensamientos son sinceros las mentes se rectifican; solo cuando las mentes se rectifican el carácter de la persona se cultiva; solo cuando el carácter se cultiva reina el orden en las familias; solo cuando reina el orden en las familias los estados se gobiernan de forma correcta; solo cuando los estados se gobiernan de forma correcta reina la paz en el mundo."

Precisamente este carácter sincero de los pensamientos es la idea central del artículo de hoy, reflejada en el reverso del billete, que ilustra el encuentro que tuvo Confucio con un niño llamado Xiang Tuo. Un día en que Confucio viajaba en varios carros tirados por caballos con algunos de sus discípulos se encontró en el camino con este niño, que al parecer construía un castillo de arena en medio de la carretera. Cuando Confucio le pidió que se apartara el niño le respondió: "¿Desde cuándo un castillo debe dejar paso a un carro? Desde siempre han sido los carros los que han debido rodear el castillo para poder pasar al otro lado"

Escena central del reverso, Confucio conversando con Xiang Tuo

Sorprendido por la espontaneidad de Xiang Tuo, Confucio se detuvo y decidió conversar con aquel muchacho de 7 años, al que le dirigió una serie de preguntas con el fin de poner a prueba su intelecto. Cuando le preguntó "¿Qué montaña no tiene rocas?" su respuesta fue "Una montaña de arena".  
- "¿Qué cuerpo de agua no tiene peces?" 
- "El agua del pozo"
- "¿Qué vaca no da a luz?
- "Una vaca hecha de barro"
- "¿Qué clase de hombre no tiene esposa?"
- "Un ángel no tiene esposa"
- "¿Qué clase de mujer no tiene marido?"
- "Un hada no tiene marido"
- "¿Qué ciudad no tiene funcionarios?"
- "Un castillo vacío"

Pero seguramente lo que le hizo al joven Xiang ganarse la admiración del maestro fue lo que sucedió a continuación. Cuando Confucio le propuso un juego de azar como forma de seguir probando sus habilidades, Xiang declinó la oferta afirmando lo siguiente: "Un rey que apuesta llevará a su reino a la ruina. Un agricultor que apuesta perderá su cosecha. Un estudiante que apuesta no atiende sus estudios. Apostar es una actividad inútil". Tanto le agradó la respuesta que Confucio no tuvo reparos en reconocer a Xiang Tuo como su maestro delante de sus discípulos. 

Y es que esta historia, cierta o no, nos viene a recordar la importancia de algo que desgaciadamente olvidamos, y es escuchar a los niños cuando hablamos con ellos. Al no sentirse atados por las inseguridades, limitaciones o convencionalismos sociales propios de los adultos sus respuestas siempre son más sinceras y espontáneas ("los niños y los locos siempre dicen la verdad" dice el refrán), lo cual lejos de resultar un impedimento puede acercarnos más al verdadero conocimiento. 

No está mal para un billete de 1 yuan, ¿no? 


Referencias: 

Para lo relacionado con el confucianismo: 

Ceinos, P. Historia Breve de China, Silex Ediciones, Madrid 2006
https://asiasociety.org/education/confucianism

La historia de Confucio y Xiang Tuo la he encontrado en http://www.banknoteden.com/TMFOM/China.html, interesantísima página dedicada al estudio de los billetes y a su faceta cultural y simbólica. 


Comentarios

  1. Increíble historia, geniales como siempre tus posts,un saludo José Ramón

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    1. Gracias Adolfo, a partir de ahora voy a buscar mas billetes con historias interesantes. Si conoces alguno, no te lo calles ;) un cordial saludo

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