EFECTOS DE LA HIPERINFLACIÓN (VII): GRECIA
Billete de 10 dracmas de 1940, con busto de Deméter, diosa de la agricultura |
Desde 1940 Grecia había estado en el
punto de mira de Mussolini dentro de sus planes de convertir a Italia
en una potencia mediterránea. Si en 1936 quiso demostrar al mundo su poderío
militar en la Guerra Civil española, a partir de 1939 sus ambiciones
se trasladaron al Mediterráneo oriental. Tras la invasión de
Albania, le tocó el turno a Grecia que, para desgracia de los
italianos, no se resignaba a ser un país satélite. El intento de
invasión de 1940 fue repelido con éxito lo cual supuso tanto para
Mussolini como para sus aliados del Eje un golpe considerable en un
momento en que sus éxitos militares parecían no tener fin. En Abril
de 1941, pocos meses antes de la invasión de la Unión Soviética,
Hitler quería asegurarse el flanco sur, lo que requería el
sometimiento de Grecia: ya no se trataba de un capricho de Mussolini
sino de un objetivo estratégico de los alemanes. La invasión del país por parte del Eje fue consumada a finales del mes, cuando las tropas italo-alemanas ocuparon la ciudad de Atenas frente a la tenaz pero insuficiente resistencia de unas tropas griegas asistidas por un limitado número de efectivos británicos.
Es en este contexto donde podemos
encontrar el origen de la hiperinflación que motiva la entrada de
hoy. Grecia, que había sido una economía próspera hasta 1940
(con un superávit en sus cuentas de 271 millones de dracmas en 1939) tuvo que hacer
frente a una guerra en total inferioridad, a unas fuerzas de
ocupación cuya única preocupación era el saqueo sistemático de
los bienes del país y a una guerra de guerrillas contra los
invasores que profundizó aún más la destrucción vivida. El
gobierno títere responsable de la administración de las finanzas helenas tuvo que hacerse cargo del mantenimiento de las tropas del
Eje estacionadas lo que, unido a la destrucción de la flota mercante nacional (una de las principales fuentes de ingresos del país), la
desconexión de sus vías marítimas y la destrucción de una parte
considerable de sus cosechas a causa de las acciones militares sumió
a la economía griega en la ruina total. Ante la imposibilidad de
acceder a los mercados de deuda y la reducción drástica de su base
impositiva, el gobierno griego recurrió a lo poco de que disponía
para financiarse: la emisión de dinero. La hiperinflación estaba
servida.
Esta hiperinflación comenzó
oficialmente en Octubre de 1943 y alcanzó su punto álgido en
Octubre de 1944, momento en que se situó en el 13.800 % mensual
(17,9 % diario) y los precios necesitaban 4,27 días para doblarse.
Históricamente se trata de la quinta inflación más alta de la
historia contemporánea, por detrás de Hungría en 1946, Zimbabwe en
2009, Yugoslavia en 1992 y Alemania en 1922-23, casos todos ellos
comentados con anterioridad en este blog. El billete de más alto valor facial
que se llegó a emitir fue el de 100 billones de dracmas (un 1
seguido de once ceros) sin que en ningún momento se perdiera el
gusto por los motivos clásicos. Es el caso del billete que podéis
ver en las imágenes de 2 billones de dracmas (2 seguido de nueve
ceros) que presenta en su anverso un interesante conjunto
escultórico correspondiente al friso del Partenón.
En Noviembre de 1944 las tropas
alemanas abandonaron Grecia ante el avance de los soviéticos en
Europa del este, lo que puso punto final a una brutal ocupación de
más de tres años. El gobierno en el exilio regresó de inmediato
para tratar de estabilizar la economía y devolver dentro de lo
posible la normalidad al país. Una de sus primeras medidas consistió
en hacer frente a la hiperinflación revalorizando el dracma de
50.000 millones a uno. La estabilización de los precios fue de las
pocas medidas económicas exitosas del nuevo gobierno, ya que la
revitalización productiva del país fue imposible en un contexto en
que a la guerra mundial todavía en marcha habría que sumar una
guerra civil que retrasaría unos años más su normalización
política y económica. Pese a formar parte del bando vencedor,
Grecia fue de las naciones peor paradas: al terminar la contienda,
tres cuartas partes de su flota mercante estaban destruidas, con sus
conexiones marítimas cortadas, alrededor de 2.000 poblaciones
arrasadas y una disminución de un 25 % en su superficie cultivada. A todo ello hay que añadir la paralización de la importación de grano, que tuvo como consecuencia el padecimiento de hambre por parte de la población. Si las hiperinflaciones son en general experiencias para olvidar, el caso griego tuvo lugar en un contexto especialmente lamentable y doloroso.
Renouvin, P. Historia de las Relaciones Internacionales, AKAL (2ª Edición), Madrid 1990
http://www.telegraph.co.uk/finance/economics/11694446/Another-bout-of-hyperinflation-may-be-whats-needed-to-bring-Greeks-to-their-senses.html
http://www.telegraph.co.uk/finance/economics/11694446/Another-bout-of-hyperinflation-may-be-whats-needed-to-bring-Greeks-to-their-senses.html
Pobre Grecia, lo que le ha tocado sufrir. Estos dos pequeños billetes de 10 y 20 dracmas sustituyen a las monedas de plata de 10 y 20 dracmas de los años 30 con las imagenes de Demeter y Poseidon. A principios de la década de 1940, el gobierno griego retiró el 50% de las monedas de plata, reemplazándolas por billetes de 10 y 20 dracmas, con las mismas imágenes de estos dioses. También decir como curiosidad que el reverso del billete de 100 mil millones de dracamas es igual al reverso de las 50 dracmas de 1943.
ResponderEliminarHola Alexandre, muchas gracias por completar la entrada con esta interesante información. En contextos de hiperinflación desbocada los metales tienden a desaparecer, mas aún cuando tienen valor intrínseco. Un saludo,
EliminarGracias por el conocimiento que nos compartes, tu ayuda me es muy util
ResponderEliminarNo hay de qué, me alegro que, además de entretener y compartir conocimentos, mi blog sirva de ayuda. Un saludo cordial
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