PESETAS DE PLATA
Anverso y reverso del certificado de plata de 10 pts. de 1935 |
Hace unos meses publiqué una entrada acerca de los
certificados de plata de Estados Unidos, que dieron lugar a los primeros
billetes de dólar tal y como los conocemos hoy. Poco sabía yo en aquel momento
que en nuestro país, más o menos al mismo tiempo que en Norteamérica, se
emitieron certificados parecidos, aunque desgraciadamente no llegarían a emplearse
adecuadamente debido al estallido de la Guerra Civil.
Uno de los problemas económicos al que las autoridades de la II República tuvieron
que hacer frente fue el de la progresiva pérdida del poder adquisitivo de la
peseta en un contexto de crisis económica internacional. Al mismo tiempo, la
década de 1930 conoció un alza del precio de la plata en la cotización
internacional. En este contexto, es normal que existiera por parte de la
población una gran (y lógica) tentación de acaparar las monedas de metal
precioso circulantes, especialmente los populares “duros”: 5 pesetas que
contenían nada menos que 25
gramos de plata.
Anverso y reverso del certificado de plata de 5 pts. de 1935 |
Una solución que podía alejar la amenaza del acaparamiento
provenía de la impresión de papel moneda. Así lo proponía el Gobierno de la República , que consideró
desde el primer momento la emisión de billetes de 5 y 10 pesetas para sustituir
a las monedas de 5 pesetas, que serían retiradas de la circulación. Esta
propuesta se encontraría con reticencias por parte del Consejo General del
Banco de España, que consideraba que la impresión de estos billetes debía tener
su correspondiente cobertura metálica. Finalmente el 18 de Junio de 1935 se
llegó a un convenio con la
Hacienda Pública mediante el cual se estipulaba que los
billetes no serían emisiones del Banco de España sino certificados que
suplirían a las monedas acuñadas por el Estado, que por su parte sufragaría los
gastos de fabricación. El Banco de España se encargaría de los correspondientes
trámites.
De esta forma se encargó a la empresa Bradbury de Gran
Bretaña la emisión de los certificados de plata, tal y como se había hecho con
gran parte de los billetes emitidos durante las primeras décadas del siglo XX.
Fueron además los primeros billetes propiamente “republicanos” ya que con ellos
se llevó finalmente a la práctica la adopción de una de las resoluciones del
Decreto de 23 de Julio de 1931 sobre la aparición de alegorías de la República.
Efectivamente , ambos billetes muestran retratos femeninos
.representativos de la República. En
el caso del billete de 5 pesetas podemos apreciar un busto femenino laureado y
en el de 10 pesetas aparece una matrona con la corona mural, uno de los
símbolos del régimen surgido el 14 de Abril de 1931
Los tradicionales "duros", que debían ser sustituidos por los certificados |
Se pusieron en circulación en Octubre de 1936, durante los
primeros meses de la Guerra
Civil , en un momento en que no solo se acaparaba la plata
sino prácticamente cualquier metal, lo que llevó a las autoridades republicanas
a emitir además certificados provisionales de moneda fraccionaria (50 céntimos)
así como billetes de 1 y 2 pesetas (y a las autoridades locales a emitir los
famosos billetes locales). Aún así, los certificados de plata pudieron
circular, aunque no todas las emisiones que se habían preparado. Los
certificados de 5 pesetas pudieron ver la luz hasta la serie D, pese a que
llegaban hasta la serie L. En cuanto a los de 10 pesetas, circularon hasta la
letra C, aunque en este caso se habían preparado menos, únicamente hasta la
serie F.
La última peseta de plata, republicana |
En total se fabricaron 120 millones de certificados de 5
pesetas y 60 millones de certificados de 10 pesetas, lo que hace que hoy en día
sean artículos fáciles de encontrar y coleccionar. De hecho, en muchos casos no
hace falta ni tan siquiera comprarlos pues, dado que el bando vencedor de la Guerra
Civil no los admitió como válidos tras la misma, quedaron
relegados en los oscuros cajones de nuestros abuelos durante décadas. Así, es
normal que en muchos hogares, tras hacer un poco de limpieza, nos encontremos
con curiosidades tan interesantes como estas.
Otra entrada interesantísima José Ramón, no conocía la historia de estos bonitos billetes, un placer y un gran saludo.
ResponderEliminarLo mejor de todo es descubrir cómo unos billetes tan fáciles de encontrar y coleccionar tienen tanta historia detrás. Muchas gracias por tu comentario Rafael, recibe un cordial saludo
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