MONEDAS POLÉMICAS (VI)

Más o menos desde que el concepto de estado-nación fue consagrado como la forma básica de organización jurídico-política de los estados modernos, allá por la Paz de Westfalia de 1648, las fronteras y sus posibles cambios han sido una verdadera obsesión para diplomáticos y organizaciones internacionales. El establecimiento de un territorio bien definido, y el respeto a su integridad, se convirtió en uno de los criterios de garantía de paz entre los países, lo que equivalía a riesgo de guerra si estos principios se quebraban. 

Billete notgeld alemán de 1921 que muestra las pérdidas
territoriales del Reich después de la I Guerra Mundial

La preocupación por las fronteras creció durante el siglo XIX, con los procesos de unificación de Italia y Alemania, y por supuesto durante la primera mitad del XX, con cambios constantes en las fronteras europeas causados por dos guerras mundiales (excepto en nuestra Península Ibérica, que alberga las más estables del continente con diferencia). Aún a día de hoy, en un mundo globalizado en el que los países tienden a abrirse al exterior en lugar de mirar constantemente su ombligo, la integridad territorial sigue siendo un asunto prioritario para cualquier estado que pretenda lucir una buena reputación. Recuerdo un anuncio de una marca de bebidas de alta graduación que mostraba un mapa de Norteamérica tal y como estaba repartida a principios del siglo XIX, con un México con fronteras compartidas con Canadá por el oeste. La indignación que tal anuncio causó en Estados Unidos provocó su retirada de forma prácticamente inmediata.  

Con las fronteras no se bromea, y una buena muestra de ello es la moneda polémica de hoy. En 1997 Italia lanzó su nueva moneda de 1000 liras, destinada a sustituir al billete de la misma denominación, en un formato muy similar al de las cercanas monedas de euro: bimetálica, con núcleo de cuproníquel y exterior de una aleación de bronce y aluminio. Además, rendía homenaje en su reverso a la Unión Europea, en aquel momento formada exclusivamente por países de Europa Occidental (excepto Grecia) con un mapa un tanto estilizado. Tras una suerte de cortina que se abre, aparece un continente europeo con unas fronteras que no concordaban con la realidad del momento. Veamos. 

Las fronteras en Escandinavia, la Península Ibérica, Suiza, Italia y Grecia parecen bastante correctas, pero aquí terminan las similitudes. Austria se asemeja vagamente, Luxemburgo desaparece, y Holanda y Dinamarca se funden con Alemania. Esto por sí solo podría haber sido escandaloso, pero lo que más llamó la atención fue la frontera oriental alemana, que seguía de forma bastante exacta la que separaba las antiguas República Federal y República Democrática hasta 1990, siete años antes de la emisión de esta moneda.

El proceso de reunificación alemana tuvo un impacto político descomunal, en tanto en cuanto marcaba el principio del fin del orden mundial establecido tras la Segunda Guerra Mundial. La existencia de dos Alemanias simbolizaba a la perfección el establecimiento de dos modelos socio-económicos, la guerra fría y  la construcción de un telón de acero (de cemento en Berlín) que, en palabras de Churchill, "había caído desde Stettin en el Báltico a Trieste en el Adriático". Y para los alemanes en particular constituía un recordatorio de su derrota en las dos grandes guerras de la primera mitad del siglo XX. El Reich surgido de la unificación en 1871 quedaba reducido a la mínima expresión, y tutelado en gran medida por las potencias vencedoras. 

Anverso de la moneda
Pues bien, era toda una paradoja que un mapa de fronteras inexactas conservara una que los alemanes habían dejado felizmente atrás. Especulando un poco, quizá podría estar en el ánimo de los diseñadores rendir homenaje a los seis países fundadores de la Comunidad Económica Europea de 1957, entre los que destacaba Alemania Occidental. Pero la "desaparición" de otros dos miembros fundadores como Holanda y Luxemburgo desmentiría esta explicación, dejando únicamente como posible la hipótesis del descuido simple y llano. 


Así pues, y con el fin de no herir sensibilidades de forma innecesaria, la Casa de la Moneda italiana corrigió el cuño al año siguiente mostrando un mapa de  la Unión Europea actualizado con fronteras más ajustadas. No obstante, se trató de una corrección tardía, ya que 180 millones de piezas de 1997 ya estaban circulando en ese momento, con lo que ambas monedas convivieron en similares cantidades. Para los coleccionistas es sin duda una buena noticia, ya que podemos adquirir cualquiera de las dos monedas por un precio muy razonable.

Las fronteras, pese a garantizar el orden y la coexistencia pacífica en las relaciones internacionales, pueden ser también fuente de conflictos y problemas. Además del caso alemán, podemos encontrar ejemplos de consecuencias trágicas como la antigua Yugoslavia, India y Pakistán, las dos Coreas, Vietnam del Norte y Vietnam del Sur...que ojalá fueran tan fáciles de resolver como el caso de las 1000 liras de hoy.

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Comentarios

  1. Apasionante el tema fronterizo a ver si localizo la moneda de las mil liras,pues me parece una moneda muy bella estéticamente, saludos cordiales José Ramón

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    1. En Crónica Numismática puedes ver ahora una noticia sobre un billete reciente saudí que ha tenido que ser retirado porque aparecía un mapa de Asia en el que India no ocupa ninguna porción de Cachemira. En cierto sentido, esta entrada sigue siendo de actualidad ;) un saludo

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