HOMENAJES NUMISMÁTICOS: SUIZA

No hay quien pueda dudar de que Suiza es un país singular. Celosos de su neutralidad como pocos (no se adhirió a Naciones Unidas hasta 2002, pese a haber albergado durante décadas su segunda sede más importante en Ginebra), los suizos pueden presumir de tener la tercera constitución más antigua aún en vigor (después de las de Estados Unidos y Noruega) que consagra un modelo territorial de equilibrio confederal exitoso (tanto más si tenemos en cuenta que en muchos casos se trata de comunidades con idiomas oficiales distintos) así como una forma de participación directa de la ciudadanía en la toma democrática de decisiones a través de referéndums. 

Esta estabilidad y ausencia prolongada de conflictos puede verse desde fuera con una dosis de envidia sana pero, como sucede con muchas naciones idealizadas, no es oro todo lo que reluce. Las mujeres solo tuvieron derecho al voto a nivel federal a partir de 1971 y el formidable desarrollo económico y social del que goza (siempre en lo más alto del Índice de Desarrollo Humano del PNUD) se debe en gran parte a las ventajas que su sistema financiero ofrece a las grandes fortunas mundiales. Este sistema, caracterizado por la opacidad y baja imposición, es considerado un paraíso fiscal en toda regla, y por tanto criticado por su falta de escrúpulos a la hora de captar clientes así como por realizar una competencia desleal frente a los sistemas financieros vecinos.   

Billetes de farinet, la moneda local de Valais (Suiza)
Fuente: lefarinet.ch

Pero no es el fin de este blog polemizar sino mostrar a mis lectores una curiosidad numismática de la Confederación Helvética. Y es sin duda una de las más peculiares de las que he podido encontrar hasta la fecha. Normalmente, los homenajes numismáticos que aparecen en monedas y billetes hacen referencia a monedas antiguas y emblemáticas de un determinado país: el dracma ateniense, las monedas-azada chinas, el follis bizantino o el as ibérico son ejemplos que han pasado por aquí, demostrando la fortaleza que el dinero tiene en el imaginario colectivo de un país. Pues bien, el caso de hoy es peculiar porque un cantón suizo, el de Valais en el suroeste del país, puso en marcha en 2017 una iniciativa de moneda social local con el nombre de "farinet", con un valor equivalente al del franco suizo. Algo nada fuera de lo común salvo por el hecho de que responde al nombre de un famoso falsificador de moneda del siglo XIX.

La moneda social, tal y como demuestran ejemplos exitosos como el de la libra de Bristol en Reino Unido o el Chiemgauer en Baviera, tiene como fin principal el impulso del pequeño comercio y el desarrollo económico local, ya que su ámbito geográfico y temporal es limitado. De forma adicional, sirve para reafirmar la identidad cultural y la historia local de una determinada zona. Todos estos fines estuvieron en la mente de los promotores de una moneda local en Valais, pero en lugar de escoger un nombre relacionado con referencias geográficas escogieron el de un delincuente. ¿Por qué? 

Monedas como esta fueron
extensamente falsificadas
por Joseph-Samuel Farinet
fuente: ngccoin.com

Joseph-Samuel Farinet (1845-1880) reunió todos los ingredientes (puede que de forma bastante intencionada) para convertirse en una leyenda local. Perseguido en Italia por su adicción a la falsificación de dinero se refugió en la vecina Suiza a finales de la década de 1860, donde no hizo sino continuar con su actividad delictiva. Escogió el cantón de Valais, zona rural azotada por la recesión económica, donde se hizo muy popular por sus imitaciones de las monedas de plata de 20 cts. de franco con fecha 1850. Tanto, que no solo los lugareños aceptaron encantados sus falsificaciones, sino que además le ayudaron a burlar la ley durante una década, ofreciéndole cobijo y despistando a las autoridades cuando fuera necesario. 

Una situación como esta no podía prolongarse indefinidamente. En 1880, acorralado por la policía suiza, Farinet encontró su trágico final al caer por un barranco, no se sabe si debido a su propia fatiga o tras forcejear con sus perseguidores. En cualquier caso, un personaje con este historial solo podía encontrar ese tipo de muerte difusa que solo disfrutan las leyendas. Tanto, que hoy día se le puede ver homenajeado por toda la zona, con su propio espacio en un museo de dinero falsificado y dando su nombre no solo a diferentes establecimientos, sino también a la iniciativa de dinero local que protagoniza la entrada de hoy. 

Monumento local en honor a Farinet
(fuente: Caroline Bishop, bbc.com) 

 
Una iniciativa que, desgraciadamente, no terminó de prosperar ya que los farinets fueron retirados de circulación a finales del 2019 al no ser tan ampliamente aceptados como en un principio cabía esperar. Pese a su corta andadura, no creo que jamás un falsificador haya conseguido llegar tan lejos como para dar su nombre a una moneda. Y demuestra que España no es ni de lejos el único país que se enorgullece de su picaresca: incluso naciones "más serias" como Suiza pueden rendir homenaje a los que han desafiado sus estrictas normas. 


https://www.bbc.com/travel/article/20170623-the-criminal-who-inspired-a-new-currency

https://www.saillon.ch/tourisme/culture/farinet/vers-la-l%C3%A9gende.aspx

https://www.swisscommunity.org/en/news-media/swiss-review/article/the-legitimate-bank-note-named-after-a-famous-counterfeiter

https://www.swissinfo.ch/eng/culture/valais-initiative_-farinet--local-currency-to-be-withdrawn-from-circulation/45347620

Comentarios

  1. Curiosa la historia de este hombre y jamás se me hubiera pasado por la cabeza,que en un país como suiza,en principio tan serio,por así decirlo se le hiciera un homenaje a alguien como este tal Farinet,yo creo que como bien dices,no es oro todo lo que reluce,y que la picaresca no es patrimonio exclusivamente español,por lo que veo, excelente post,un cordial saludo José Ramón

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  2. Me olvidaba comentarte que los billetes y la moneda, parecen atractivos a la vista, saludos cordiales José Ramón

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    1. Muchas gracias, como siempre. Me he dado cuenta de que uno de los billetes tiene un valor de 13 farinets, lo cual es ya una curiosidad en si misma. Si los promotores de este dinero querían ser originales, no cabe duda que lo consiguieron. Un saludo

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