LAS PRIMERAS MONEDAS DE AMÉRICA

Algunas veces hemos tenido la ocasión de tratar los orígenes de la moneda en el continente americano. En algunos casos, se ha tratado de productos naturales usados habitualmente en transacciones económicas como los granos de cacao en la América precolombina o el arroz en algunas colonias británicas de Norteamérica. Formas premonetales como los caurís o las cuentas millefiori también han pasado por aquí, ya que algunas poblaciones del continente las pudieron aceptar como medio de cambio. En otros casos, nos hemos detenido en los orígenes de las monedas más emblemáticas del continente, el dólar y el peso que, como sabemos, tienen su común denominador en el real de a ocho, la primera moneda global. 

Pero hoy nos vamos a centrar en una de las primeras monedas dignas de tal nombre que realmente circularon en suelo americano. Como otras muchas veces, Adolfo Ruiz Calleja se me ha adelantado en esta curiosidad, así que prácticamente todo lo que veis aquí escrito en este artículo se lo debo a su blog. 

El primer viaje de Colón al Nuevo Mundo (en un momento en el que aún no sabía que se trataba de un "nuevo mundo") en 1492 tuvo como resultado un establecimiento permanente en la isla bautizada como "La Española", que hoy día alberga dos estados: Haití y la República Dominicana. Casi desde el primer momento resultó obvio que las monedas serían necesarias en la zona, no obstante las primeras que circularon no se produjeron en el Caribe sino en Sevilla y Burgos a principios del siglo XVI. No sería hasta 1542 cuando se abriría la primera ceca en Santo Domingo, que debía acuñar únicamente monedas de plata y vellón ya que las acuñaciones de oro estaban vetadas a los territorios de ultramar. 

Anverso de billete de 1 peseta de 1945 con el mapa de Joan de Oliva de 1596,
que muestra el Caribe en su totalidad, con la isla La Española (Spagnola) en el centro


Entre las acuñaciones de plata destacaron las de medio real, uno, dos y cuatro reales aunque a día de hoy se conocen muy pocos ejemplares. No ocurre lo mismo con las emisiones de vellón, especialmente los cuartos, llamados así por su valor de cuatro maravedís (y muy presentes aún en el imaginario popular con expresiones como "sacarme los cuartos", "jugarnos los cuartos" y demás). La primera emisión de monedas de vellón incluyó módulos de once, cuatro y dos maravedís y una blanca (es decir, medio maravedí, también muy presente en el imaginario popular, como cuando decimos "estoy sin blanca"). 

Las piezas de blanca, de dos y once maravedís son extremadamente raras, por lo que únicamente podremos acceder a las de cuatro maravedís. Pero no os arrepentiréis si lo hacéis porque son enormemente interesantes. Estas monedas se acuñaron a nombre de la reina Juana I de Castilla (de injusto apodo que no pienso reproducir en el blog)  y su hijo el emperador Carlos, como podemos comprobar en el diseño: 

  • Anverso: Letra Y coronada (en alusión a la reina Isabel la Católica) rodeada de la leyenda CAROLVS ET IOANA REGES. A la izquierda aparece la marca del ensayador (F) y a la derecha el valor facial 4 (IIII)
  • Reverso: dos columnas coronadas rodeadas de la leyenda HISPANIARVM ET INDIARVM con la marca de la ceca de Santo Domingo (SP) a ambos lados. 




Anverso (arriba) y reverso (debajo) de moneda de
4 maravedís de vellón de Santo Domingo (1542-1556) 




Esta moneda se produjo entre 1542 y 1556, y reproduce la numismática castellana del momento. Por un lado, se mantenía la simbología relativa a los Reyes Católicos, hecho debido no solo al legado político de Isabel y Fernando sino también, como indica Glenn Murray en "Las acuñaciones de moneda en Segovia",  al acierto que supuso su reforma monetaria de 1497. En el caso de Castilla, además, se acuñó moneda en nombre de Juana I, oficialmente reina hasta su muerte en 1555. 

Las piezas de cuatro maravedís de Santo Domingo fueron además objeto de una experiencia interesante. Al tener una cantidad de plata tan escasa (son de vellón pero prácticamente parecen de cobre) circulaban entre la población por valor real de un maravedí. Años después, en 1577 se imprimió un resello con forma de llave en estas monedas para dotarles de un valor de dos maravedís. Es decir, en teoría se fijaba un valor por la mitad del valor facial original pero en la práctica se doblaba este valor. 

Debido a su supuesta demencia, Juana I fue recluida en Tordesillas durante más de 40 años, siempre manteniendo su título de reina de Castilla aunque fue su hijo Carlos quien ejerció realmente las funciones de monarca. No sabemos si durante ese tiempo, en que su vida no hizo sino apagarse lentamente, pudo darse cuenta de que monedas acuñadas a su nombre circulaban al otro lado del océano, en un continente en que los europeos se empezaban a asentar de forma definitiva. 

https://blognumismatico.com/2022/04/29/primera-ceca-de-santo-domingo/

https://www.maravedis.net/reyes/93.html

https://es.numista.com/catalogue/pieces26292.html

Murray, G. Las acuñaciones de moneda en Segovia. Desde 30 a.C. hasta 1869 - Amigos de la Casa de la Moneda de Segovia

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