HOMENAJES NUMISMÁTICOS: ROMA
No sé si estaré en lo cierto, pero me da la impresión que,
entre todos los homenajes que las distintas monedas y billetes pueden ofrecer,
no es fácil encontrar el dinero de épocas pasadas. Por este motivo, y por la
acuciante necesidad de encontrar curiosidades nuevas después de casi ocho años
escribiendo, me he propuesto buscar monedas y billetes de diferentes países que
dediquen su espacio a aquellas formas de dinero emblemáticas que de alguna
manera permanezcan en su imaginario colectivo y hayan contribuido a definir su
sociedad, su historia y su cultura. No es fácil, como digo, pero para nada
imposible. Hoy me complace comenzar con uno de los mayores productores de
moneda de la historia, para deleite de modernos coleccionistas: el Imperio
Romano.
Reconstrucción del templo de Juno Moneta (fuente: wikipedia) |
A lo largo de su dilatada historia, los romanos acuñaron los
reversos de sus monedas con diferentes alegorías de Moneta, representada como
una mujer estante, sujetando una balanza con una mano y una cornucopia o cuerno
de la abundancia con la otra. Otras veces, aparece representada por tres
mujeres (oro, plata y aes) en posición similar, con un pequeño montón de
monedas a sus pies. El mismo término moneda, etimológicamente, va estrechamente
asociado a una mujer. Como seguro habréis oído más de una vez, proviene del
templo de Juno Moneta, situado en la cumbre norte del capitolio al lado de la
ceca de Roma, lugar en el que en la actualidad se alza la basílica de Santa
María en Aracoeli. Juno era considerada, entre otros atributos, como reina del
cielo (Iuno Regina), diosa de la luz y protectora del matrimonio, el embarazo y
el parto. El atributo “moneta” no tiene que ver con el dinero sino con
“admonere”, es decir, amonestar o avisar. Se le consideraba así como “Juno la
amonestadora o avisadora”, en el sentido de que se le creía capaz de advertir
de los peligros que podían cernirse sobre la ciudad. Con el tiempo, el término
moneta se comenzó a utilizar para referirse a la ceca situada cerca del templo,
y posteriormente al dinero emitido en
ella.
La alegoría que tengo el placer de mostrar hoy es
seguramente de las últimas dedicadas a la Moneta que aparecieron en una moneda
romana. La llamada “crisis del siglo III” durante la cual los golpes de estado
se sucedían, las fronteras sufrían constantes amenazas y las finanzas se sumían
en una ruina continua llegó a su fin con el acceso de Diocleciano al poder en
284. Este emperador llevó a cabo una serie de reformas encaminadas a
revitalizar las anquilosadas estructuras de estado de un imperio cada vez más
preocupado por su propia continuidad. Dentro de estas reformas, la monetaria
tuvo una especial relevancia, ya que la progresiva devaluación del antoniniano durante las décadas anteriores había resultado en una total pérdida de
confianza de la población romana en su moneda, con desastrosas consecuencias económicas
y sociales.
Anverso de follis de finales del siglo III: IMP C MAXIMIANVS PF AVG |
De esta manera, se aumentó el peso del aúreo (unidad de oro)
hasta recuperar su peso anterior a la crisis y se recuperaron las emisiones de
plata mediante la introducción del argenteo, muy similar en peso y pureza a los
denarios del siglo I. Además, se relanzó la producción de grandes bronces (a la
manera de los antiguos sestercios y ases) a través del follis o nummus de
vellón de alrededor de 10 grs. de peso y 5 % de contenido en plata. Pese a las
discrepancias que existen hoy en día, la nueva tabla de equivalencias podría
detallarse de la siguiente forma:
1 aureo de oro = 24 argenteos de plata
1 argenteo de plata = 5 follis de vellón
1 follis de vellón = 2,5 antoninianos de cobre
1 antoniniano de cobre = 2 denarii communes
Un rasgo estético de las monedas que comenzaron a circular a
finales del siglo III y a principios del IV es el de una mayor
esquematización en los retratos, que ya
no representan fielmente los rasgos de los emperadores, así como una menor
variedad en los reversos. Es posible que los nuevos mandatarios prefirieran
centrarse más es los aspectos prácticos que en los meramente estéticos, pero lo
cierto es que la alegoría de la moneda siguió apareciendo en los reversos, lo
que demuestra la importancia que Diocleciano dio a su reforma monetaria.
Además, en términos estrictamente propagandísticos, suponía un respaldo a la
lucha contra las falsificaciones que habían proliferado durante el siglo
anterior.
Reverso del follis, con la alegoría de Moneta: SACRA MONET AVGG ET CAESS NOSTR |
El follis de las fotografías no corresponde a Diocleciano
sino a Maximiano, su co-emperador dentro del sistema de Tetrarquía ideado para
agilizar la gestión administrativa y militar del imperio y asegurar una
sucesión ordenada a la muerte o renuncia de los emperadores. Se acuñó en la
ceca de Ticinum, la actual Pavía al norte de Italia. El reverso muestra a la
Moneta con balanza y cornucopia rodeada de la leyenda SACRA MONET AVGG ET CAESS
NOSTR, que se traduciría como “Sagrada Moneda de Nuestros Augustos y Nuestros Césares”.
Pese a los indudables efectos positivos que estas reformas
tuvieron sobre el circulante, los nuevos emperadores no consiguieron a la larga
su objetivo, ya que en pocos años la inflación se volvió a disparar afectando
de forma especial al follis, que progresivamente perdería peso y dimensiones hasta quedar en aproximadamente
un tercio de la emisión original en época de Constantino (306-337). De hecho,
todos los intentos por revitalizar la moneda de bronce durante el siglo IV
acabaron con idéntico resultado. Aun así, la Moneta representada en el follis de
hoy nos da una idea acerca de la importancia que Roma daba a su moneda, no solo
en términos económicos sino también
políticos y sociales.
Referencias:
Roman Coins
and Their Values Volume III The Third Century Crisis and Recovery AD 235-285,
by David R. Sear, 2005 Spink & Son Ltd.
Early World
Coins & Early Weight Standards, by Robert Tye, published by Early World
Coins, York 2009
Gutiérrez Casaos, E. La Moneda del Bajo Imperio Romano
(desde la reforma de Diocleciano). José A. Herrero S.A., Madrid 2008
Muy interesante tuve una época que estuve muy interesado en la moneda romana,se podría afirmar que las mejores monedas romanas son las del principio del imperio romano como tal?pienso que cuando iba llegando el imperio a su final,la calidad de las monedas bajo muchísimo,no sé si estás de acuerdo, un cordial saludo José Ramón
ResponderEliminarHola Adolfo. No creo que sea tanto un tema de calidad como de estética. Los retratos se volvieron más esquemáticos, siendo muchas veces los emperadores indistinguibles. Y los reversos perdieron la variedad que habían mostrado en siglos anteriores. Aún así, creo que la calidad siguió siendo excelente, no hay más que ver como las monedas del Bajo Imperio han llegado a nuestros días. Gracias por comentar, un saludo
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