DINERO JAPONÉS DE OCUPACIÓN
Emisión militar de 100 yen de Hong Kong |
Por increíble que parezca, hoy se cumplen tres años exactos desde
el momento en que decidí comenzar a compartir curiosidades con los aficionados
a la numismática a través de este blog. Y, como fue una curiosidad japonesa (el
dinero hansatsu, conocido como "marcapáginas") la que me inspiró en
aquellos comienzos, mantengo la norma no escrita de celebrar cada aniversario
mostrando objetos numismáticos de ese país tan lejano como fascinante. Hoy voy a
referirme a su dinero de ocupación, testigo de un pasado relativamente reciente
cuyas heridas aún no han cicatrizado en este rincón de Asia oriental.
En mi primera entrada sobre el dinero hansatsu tuvimos la ocasión
de apreciar cómo el proceso de modernización impulsado durante la Restauración Meiji
de 1868 afectó también a la emisión de dinero. Una potencia moderna debía
establecer un Banco Central y un sistema monetario decimal y uniforme, lo que
suponía el abandono de antiguas formas de dinero o emisiones locales, que
habían contribuido en gran medida al caos monetario en el que se hallaba Japón
a mediados del XIX. Además de esta reforma económica los gobiernos nipones
emprendieron otras reformas como la adopción de un incipiente sistema
parlamentario, la creación de un ejército moderno y el impulso a la
industrialización. A principios del siglo XX Japón, todavía un gran desconocido
a ojos occidentales, se hallaba en disposición de competir con potencias tradicionales
como Gran Bretaña, Francia y Holanda.
La modernización japonesa mostró también su lado oscuro: el
colonialismo. Japón era un país pequeño y superpoblado, siempre necesitado de
recursos naturales y materias primas que abundaban entre sus vecinos. Así,
aprovechando la debilidad crónica de China y la decadencia rusa, comenzó a
tomar posiciones en la península de Corea a principios del siglo XX. A
partir de la década de 1920, acuciados por la crisis económica y sus
dificultades para vender sus productos en los mercados internacionales, los
japoneses confiaron cada vez más sus asuntos exteriores a los militaristas de
línea dura, partidarios de ampliar el espacio económico y territorial de Japón.
La intervención japonesa en Manchuria en 1931 iba destinada a convertir esta
importante región del norte de China en un país independiente (Manchukuo) en
teoría aunque bajo el protectorado japonés en la práctica. En 1937 una serie de
incidentes en la frontera entre Manchukuo y China llevaron a Japón a iniciar una
guerra en la que procedió a la ocupación de una buena parte de la costa china
así como de sus ciudades más importantes: Shangai, Pekín, Nanking. La
agresividad japonesa quedó más que demostrada, pues esta ocupación de facto fue
acompañada de una escalada de atrocidades sin precedentes contra la población civil.
10 rupias de Birmania |
Al mismo tiempo las autoridades japonesas se esforzaron en definir
las líneas ideológicas de su política expansionista. Estas líneas quedaron reflejadas en la idea de la Esfera de Co-prosperidad de
la Gran Asia
Oriental, un espacio de unión asiática autosuficiente libre del colonialismo
occidental bajo el liderazgo japonés, que en la práctica suponía la justificación de sus continuas agresiones. En 1940, aprovechando la
caída bajo el yugo nazi de Francia, Japón ocupó la
Indochina francesa (Vietnam, Laos y Camboya en la actualidad), actitud que inevitablemente exacerbó la creciente enemistad con Gran
Bretaña y Estados Unidos, más aún tras la firma del Pacto Tripartito con las
llamadas Potencias del Eje (Alemania e Italia) ese mismo año. En 1941 Estados Unidos, todavía neutral en la II Guerra Mundial, impuso
duras sanciones económicas sobre Japón como protesta contra esta política expansionista. La consecuencia fue la esperada por todas las partes, y en Diciembre de 1941 se produjo la declaración de guerra contra Estados Unidos.
10 pesos de Filipinas |
Tras el ataque a Pearl Harbor las tropas japonesas concatenaron
una serie de victorias en el escenario asiático contra Estados Unidos y Gran
Bretaña, cayendo en sus manos Guam, la Isla Wake, Filipinas, las Indias Neerlandesas (Indonesia en la actualidad), Hong Kong, Malasia, Singapur y Birmania. La "Esfera de Co-prosperidad" se hacía así efectiva, como demuestran los billetes que Japón puso en circulación en las zonas ocupadas. En esta entrada podéis apreciar 10 pesos de Filipinas, 10 rupias de Birmania, 5 yuan de China y 100 yen del ejército en Hong Kong.
A mediados de 1942 Estados Unidos demostró su superioridad naval y aérea en Midway, lo que detuvo el expansionismo de un Japón que solo pudo mantener una actitud defensiva a partir de ese momento. Aún así, su capacidad de resistencia prolongó el conflicto en el Pacífico tres largos años más, durante los cuales se aferró fuertemente a sus sueños imperiales. Solo el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki pudo poner fin a la situación de ocupación que la mayor parte de Asia oriental sufrió, en algunos casos, durante varias décadas.
Muchas gracias por la información. Quisiera agregar que según leí -en historia de China- los billetes que circularon para la población ocupada eran fiduciarios, y al no estar sostenidos en el usual patrón metálico, y no haber prosperidad económica, realmente valían lo que las bayonetas impusieran, y al final de la guerra muchos fueron destruidos (por ordenes oficiales).
ResponderEliminarTengo un billete de 10 rupias idéntico a ese, sabía que era de ocupación, pero no sabía de donde, muchas gracias por el dato... por cierto, ¿no le parece que están más detallados los billetes de ocupación de China o las Filipinas que los de Birmania?
Muchas gracias por la aportación David. Ciertamente, la ocupación japonesa se caracterizó por el sometimiento total de la población local, con lo que no es de extrañar que esta situación se extendiera al plano económico. En cuanto a la segunda apreciación, coincido también en que los billetes de China están más detallados que los de otros territorios, como Birmania, Indonesia u Oceanía, que apenas dan información, aunque sí atractivos diseños. Un saludo,
Eliminar