LOS RUBLOS DE TRANSNISTRIA
Tras unas cuantos meses sin tocar el tema, hoy vuelvo a Rusia o, mejor
dicho, a su zona de influencia. Se trata de una región de la que prácticamente
nadie sabía nada hasta hace unos meses, debido al afán expansionista que parece
dominar la política exterior rusa en la actualidad. Estoy hablando de
Transnistria, ubicada en Moldavia, que al igual que ciertas partes de Ucrania
(y seguramente otras repúblicas exsoviéticas) aspira a unirse a la madre Rusia.
Ubicación de Transnistria, entre Moldavia y Ucrania (fuente: wikipedia) |
Recuerdo que, tras la sorprendente desintegración de la URSS allá por 1991 cundió en
occidente la preocupación sobre los arsenales nucleares que quedaban en varias
repúblicas independientes. De repente, el planeta albergaba tres o cuatro
potencias nucleares más, lo cual no era algo para tomarse a la ligera. Cuantos
más países posean armas nucleares más posibilidades existirán de que éstas se
puedan utilizar. Sin embargo, no se prestó mucha atención al problema de las
minorías pro-rusas que quedaban en estos nuevos estados, dándose por hecho que
se adaptarían con el tiempo a la nueva realidad. Y ahora estamos comprobando
que no es así.
De hecho, el fenómeno de Transnistria demuestra que ésta era una cuestión
preocupante desde el primer momento, por mucho que la comunidad internacional
hiciera caso omiso. Esta franja de tierra de apenas 4000 km2 y cerca de 700.000
habitantes, cuyo nombre evoca a estado centroeuropeo imaginario de novela de la Guerra Fría , se encuentra en el
este de Moldavia, en el margen oriental del río Dnister en le frontera con
Ucrania. Ya en 1992, meses después de que Moldavia se independizara, los
transnistrios no aceptaron de buen grado su alejamiento de Moscú, lo que llevó
a una guerra civil en la que los muertos se contaron por centenares. Tras unos
meses de combates, una comisión tripartita formada por representantes moldavos,
transnistrios y rusos llegaron a un acuerdo de alto el fuego mediante el cual
se aceptaba la integridad territorial de Moldavia pero al mismo tiempo se
exigía un status especial para Transnistria, de mayoría claramente pro-rusa.
Desde entonces y hasta hoy esta zona es un claro ejemplo de conflicto no
resuelto, pues, aunque ningún estado soberano (ni siquiera Rusia) reconozca formalmente
la independencia de Transnistria, ésta se comporta como si fuera independiente,
gobernándose como una república presidencialista. Existe en el fondo una
diferencia irreconciliable, y es que mientras Moldavia mira hacia la Unión Europea , Transnistria
sueña con ser parte integrante de la Federación Rusa.
Anverso de kopeks de Transnistria de 2002. Alrededor de la hoz y el martillo puede leerse el nombre oficial de este territorio: "Prednestrovskaya Moldavskaia Respublika" |
Y así, la
República Moldava Pridnestroviana, nombre oficial que recibe
este territorio desde los acuerdos de 1992, cuenta con su propio parlamento,
sistema postal, moneda, himno, bandera, y ejército (además de los efectivos
rusos que “vigilan” la zona desde hace 20 años). Parece ser que su economía,
fuertemente apoyada por Rusia, se ha basado en gran medida en los beneficios
del contrabando de alcohol y tabaco así como de la venta de armas que quedaron
tras la desintegración de la URSS. Cuentan
los periodistas que pueden visitar esta región que encontrarse allí es
retroceder más de 20 años en el tiempo: la simbología comunista sigue siendo
omnipresente, las estatuas dedicadas a Lenín continúan en pie (una de ellas en
la misma entrada del parlamento), los nombres de las calles no han cambiado lo
más mínimo y la policía, fuertemente militarizada, recuerda en su vestimenta y
actitud al todopoderoso ejército soviético. No obstante, da la impresión de que
todo esto es pura fachada, ya que Transnistria celebra elecciones de forma
periódica con concurrencia de partidos y su economía se asemeja más a una de
libre mercado que al llamado “socialismo real”. Seguramente se mantiene la
simbología comunista como una forma de evocar un pasado glorioso no muy lejano.
Reverso de los kopeks de Transnistria de 2002 |
Su moneda es un ejemplo de todo lo expuesto hasta ahora. El rublo de
Transnistria, al igual que la propia República Moldava Pridnestroviana, no es
reconocido internacionalmente (lo que le convierte en objeto de deseo para los
coleccionistas) pero circula en esta porción escindida de facto de Moldavia.
Como podéis ver en las imágenes, el diseño de los kopeks o divisores del rublo
es calcado al de las monedas de la extinta Unión Soviética. Además, el hecho de
que se le denomine “rublo” constituye toda una declaración de intenciones por
parte de las autoridades separatistas.
El futuro de este territorio sigue siendo incierto. De momento parece que
Rusia se sigue conformando solo con “tutelar” de manera más o menos directa los
destinos de esta franja a orillas del Dnister. No obstante, visto lo visto en
Ucrania, es probable que Transnistria pase a ser parte integrante de Rusia en
un futuro no muy lejano, De hecho, se dice que al ejército ruso no le haría
falta invadir este territorio, más que nada porque sus tropas llevan
estacionadas allí desde hace dos décadas.
Otra serie muy similar, la de Nagorno-Karabaj de hace unos años (ojo no confundir con las fantasías que cada vez más frecuentemente aparecen por ahí...).
ResponderEliminaruna serie que sin duda daremos a conocer en cualquier momento. ¡Muchas gracias! Recibe un cordial saludo,
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