DINERO EN LA ESCULTURA
Hace unas semanas me detuve ante el lado artístico del papel moneda, concretamente en su empleo como elemento central en la pintura: a veces como lienzo, a veces como parte del lienzo. La aparición de dinero en la pintura se remonta al menos al Renacimiento, y no pude evitar preguntarme si existirían ejemplos también en la escultura. Durante este mes de Noviembre, por motivos de trabajo, he podido pasar algún tiempo en León. Por si fuera poco tener la oportunidad de conocer bien esta milenaria ciudad, con sus imponentes murallas romanas, los frescos del Panteón Real de San Isidoro (considerados la "Capilla Sixtina" de la pintura románica), su elegante catedral gótica, cuya impresionante colección de vidrieras sobrecoge a fieles y visitantes, tuve la inmensa fortuna de alojarme en el Parador de San Marcos, un lugar que por sí solo merece ser explorado.
Aunque su fachada nos puede engañar, ya que es de estilo renacentista, el edificio original es de una época muy anterior, ya que se remonta al siglo XII. Y, curiosamente, su función inicial fue la que tiene hoy: alojar visitantes. EL Hostal de San Marcos fue en sus inicios un convento y hospital para peregrinos del siempre concurrido Camino de Santiago, razón por la cual se estableció como una de las sedes principales de la Orden de Santiago. Pese a que gran parte de su interior está reformado siguiendo pautas vanguardistas, es posible acceder a estancias que poco tienen que envidiar a los principales monumentos de la ciudad: su claustro, su sala capitular o la adyacente Iglesia de San Marcos albergan diferentes estilos artísticos y arquitectónicos, así como auténticas obras de arte como una sillería coral de madera del siglo XVI obra de los escultores Juan de Juni y Guillén Doncel.
Pero el Parador de San Marcos, como buen patrocinador del arte, contiene una exposición de pintura y escultura contemporánea. La cafetería de la planta baja se encuentra coronada por un inmenso mural en madera tallada con pintura al óleo de Lucio Muñoz de 12,5 x 12,5 metros. Por debajo de este mural, a o largo de tres galerías concéntricas que forman una suerte de "claustro" vanguardista interior están expuestas numerosas obras pictóricas y escultóricas de Chillida, Vela Zanetti o José Caballero. Fue precisamente en la parte baja de este "claustro", a la entrada de la cafetería, donde me encontré con esta escultura contemporánea:
Se trata de una obra llamada La jubilada o Ángeles en la compra, esculpida en bronce en 1980 por Julio López Hernández. Este escultor, fallecido en 2018 a los 88 años, representa una de las corrientes artísticas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX: el realismo trascendente o mágico. Esta aparente contradicción la explicaba el propio autor en una entrevista de la siguiente manera: "la realidad no es solo objetiva, es múltiple y completa y nos da una visión del hombre misteriosa, la realidad puede ser impalpable, inaprensible y en ese sentido mi obra no se ciñe a ser una objetividad y potenciar al máximo la morfología humana, también es esa desaparición de lo corpóreo, la vida del espíritu, de lo etéreo, de lo que permanecerá más que tú mismo."
Choca sin duda encontrarse con esta imagen, que recuerda a un busto romano descabezado. Consigue lo que se propone, que es remover al espectador por dentro y detenerse a contemplarlo, a descifrarlo. De tamaño real, reproduce el torso y los brazos de una mujer supuestamente sentada detrás de una mesa. Su atuendo, del que podemos distinguir un abrigo y un pañuelo que le rodea el cuello, es el propio de una persona de la tercera edad. Su mano izquierda sostiene un monedero, del que extrae (o introduce) una moneda con la mano derecha. Sobre la mesa, un poco más alejado, encontramos un billete sobre el que descansa otra moneda.
Lo más notorio es la falta de una cabeza, que es precisamente lo que el autor quiere resaltar: la importancia del mensaje frente a la estética o el detalle. Todos los elementos visibles son inequívocamente realistas en su representación de una mujer mayor de escasos recursos económicos, pero van mucho más allá: pretende trascender esa realidad para plasmar un problema social como la precariedad económica en la vejez. Es un motivo físico y espiritual al mismo tiempo.
Entre los elementos realistas destaca precisamente el dinero, en moneda y billete, que el autor reproduce con precisión. Es un elemento clave de esta obra, ya que es precisamente la expresión de esa precariedad a la que aludía más arriba. La escultura es de 1980, y las monedas y billetes que podemos ver en las imágenes son las que circulaban en aquel momento, es decir, las producidas durante el tardofranquismo: piezas de cinco pesetas y el billete de 100 de Manuel de Falla, célebre por ser las últimas 100 pesetas en papel moneda que circularían por nuestras manos (pequeñas, en mi caso). Dinero de poco valor económico, pero que Julio López supo explotar con inteligencia para superar los límites de la realidad.
https://paradores.es/es/parador-de-leon
https://maca-alicante.es/fallece-el-escultor-julio-lopez-hernandez/
Gran entrada,, León parece un lugar fantástico para visitar, después de leerte me han quedado ganas de visitarlo,muy completo el apunte histórico que haces,y pasando a la escultura,haces bien en recordar a este artista,es interesante que en una sola obra dijera tantas cosas,sobre la precariedad social y monetaria que padecen algunas personas mayores y también sobre trascender y la visión o percepción que tenemos de esta transcendencia,como espectadores al contemplar está escultura,un placer leerte como siempre,aprendo mucho, saludos cordiales José Ramón
ResponderEliminarMuchas gracias Adolfo. Sin duda León merece una visita por su historia y su patrimonio. Lo que pasa es que hay veces que te conmueve lo que menos esperas, y eso es precisamente lo que me ha llevado a publicar la entrada de hoy. Un saludo,
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