MONEDAS INDO-SASANIDAS
Como tantas otras veces, el tipo de moneda sobre el que escribo hoy no es nuevo. De hecho, protagonizó una de mis primeras entradas sobre la numismática medieval de la India allá por el 2013 poco después de comenzar mi andadura con este blog. En aquel momento no tuve acceso a mucha información relevante acerca de esta moneda, por lo que no pude más que ofrecer una serie de pinceladas que más o menos resultaron ser correctas. Me complace hoy indagar un poco más sobre la misteriosa gadhaiya paisa, probablemente la más conocida pieza de la familia de las indo-sasánidas, que circularon entre los siglos X y XII aproximadamente, una época en que el Occidente europeo vivía las gestas de Cid, la invasión normanda de Inglaterra o el inicio de las cruzadas.
Desde nuestra óptica eurocentrista normalmente vemos al imperio persa sasánida como una amenaza exterior, para los romanos primero y para los bizantinos después, pero los persas también debían hacer frente a sus propias amenazas. Si en su flanco occidental los enfrentamientos con los romanos de oriente eran constantes, en su parte oriental grupos tribales de Asia Central encontraron su talón de Aquiles. Un hecho que debilitó enormemente a este imperio fueron las derrotas del emperador Peroz (459-484) a manos de los llamados hunos heftalitas, que llegaron a apresar al propio emperador y a su hijo Kavad. Como consecuencia, los persas se vieron obligados a pagar enormes sumas de dinero a los heftalitas como tributo, sin sospechar que no solo introducirían a estos en el uso de la moneda sino que los dracmas de Peroz establecerían los patrones estilísticos y metrológicos de las monedas emitidas en el Noroeste de India durante gran parte de la Edad Media.
Los anversos también coinciden, mostrando un altar de fuego, aunque en la gadhaiya paisa desaparecen las figuras humanas a ambos lados |
No mucho después de estos acontecimientos un pueblo conocido como "gurjara" comenzó a despuntar. Originarios también de Asia Central e integrados con los hunos heftalitas (seguramente como mercenarios) comenzaron a establecerse en el noroeste de India, en la zona que hoy ocupan los estados de Gujarat y Rajasthan. No era una mala elección, dado que se trataba de una zona estratégica para el comercio internacional, con puertos importantes en el Mar Arábigo que conectaban el extremo oriente con un cada vez más pujante mundo islámico. A finales del siglo VII establecieron un reino permanente en la zona, que consiguió prosperar económicamente y mantener a los ejércitos musulmanes fuera de sus fronteras, no sin dificultades. A mediados del siglo X tomaron el relevo los Chaulukyas, aprovechando el declive tanto de la dinastía Gurjara en el norte como de los Rashtrakuta en la meseta del Deccan.
El desarrollo económico de estos sucesivos reinos requirió del uso de una moneda fuerte y estable para satisfacer las necesidades de comunidades dedicadas al comercio y la producción, y para ello tomaron como referencia el dracma sasánida de los siglos V-VI. Lo interesante aquí es comprobar la evolución que estas piezas experimentaron durante gran parte de la Edad Media, pasando de una representación bastante fidedigna de bustos y elementos religiosos a un grado de abstracción y esquematización que hace de personas y objetos representados elementos difíciles, casi imposibles de reconocer a simple vista.
El dracma sasánida, como vimos en su día, se caracterizaba por su gran anchura y escaso grosor de los cospeles utilizados, con un peso aproximado de 4,2 g. Su anverso reflejaba el retrato de perfil del rey ataviado con imponentes coronas y su reverso aludía a la religión zoroastriana, con un altar ardiente vigilado por dos figuras humanas a ambos lados, normalmente portando espadas. Las leyendas en pahlavi indicaban el nombre del rey en el anverso a la derecha y la ceca y el año de reinado en el reverso. Las primeras copias que surgieron a partir del siglo V se ceñían bastante a estos patrones pero conforme avanzamos en el tiempo la situación cambia radicalmente. Los dracmas de los gurjaras, emitidos aproximadamente entre los siglos VII - VIII conservaban el peso y el grado de pureza de la plata pero reducían considerablemente la anchura de los cospeles y sacrificaban el realismo en las imágenes por un diseño más esquemático, tal y como podemos apreciar en las fotografías.
No obstante, durante el periodo chaulukya a partir de los siglos X-XI estos cambios se aceleran, resultando en un concepto más abstracto tanto del rey como del altar. A medida que avanzamos en el tiempo vemos cómo cuesta reconocer el rostro en el anverso, reducido a una protuberancia en forma de judía rodeada de un mar de puntos y líneas que vendrían a conformar los adornos de la cabeza y otros rasgos faciales como la nariz, labios y orejas. Algo parecido sucede en el reverso, cuyas líneas horizontales reproducen el altar, coronado por un cúmulo de puntos que vendrían a representar el fuego. La forma de la moneda ya no es aplanada sino globular, con un diámetro mucho menor, aunque durante mucho tiempo la plata siguió conservando su pureza y, lo más curioso de todo, un peso similar al establecido por los patrones persas, de poco más de 4 g.
La dinastía Chaulukya fue depuesta a mediados del siglo XIII por los Vaghela, que hasta el momento habían sido vasallos suyos. Esta dinastía sobrevivió hasta finales de siglo, momento en que los reinos hindúes del norte sucumbieron al empuje de los musulmanes. No obstante, siguieron produciendo las monedas gadhaiya paisa durante este tiempo, cada vez menos reconocibles y con una plata devaluada, terminando así una tradición que se remontaba a la Antigüedad y dejó una profunda huella en diversos pueblos de Oriente Medio, Asia Central y el subcontinente indio.
El dracma sasánida, como vimos en su día, se caracterizaba por su gran anchura y escaso grosor de los cospeles utilizados, con un peso aproximado de 4,2 g. Su anverso reflejaba el retrato de perfil del rey ataviado con imponentes coronas y su reverso aludía a la religión zoroastriana, con un altar ardiente vigilado por dos figuras humanas a ambos lados, normalmente portando espadas. Las leyendas en pahlavi indicaban el nombre del rey en el anverso a la derecha y la ceca y el año de reinado en el reverso. Las primeras copias que surgieron a partir del siglo V se ceñían bastante a estos patrones pero conforme avanzamos en el tiempo la situación cambia radicalmente. Los dracmas de los gurjaras, emitidos aproximadamente entre los siglos VII - VIII conservaban el peso y el grado de pureza de la plata pero reducían considerablemente la anchura de los cospeles y sacrificaban el realismo en las imágenes por un diseño más esquemático, tal y como podemos apreciar en las fotografías.
Evolución del gadhaiya paisa (787) a partir del dracma de Peroz (105): copia heftalita (761) copia gurjara (775) y gadhaiya gurjara (783) Fuente: Early World Coins, R. Tye |
No obstante, durante el periodo chaulukya a partir de los siglos X-XI estos cambios se aceleran, resultando en un concepto más abstracto tanto del rey como del altar. A medida que avanzamos en el tiempo vemos cómo cuesta reconocer el rostro en el anverso, reducido a una protuberancia en forma de judía rodeada de un mar de puntos y líneas que vendrían a conformar los adornos de la cabeza y otros rasgos faciales como la nariz, labios y orejas. Algo parecido sucede en el reverso, cuyas líneas horizontales reproducen el altar, coronado por un cúmulo de puntos que vendrían a representar el fuego. La forma de la moneda ya no es aplanada sino globular, con un diámetro mucho menor, aunque durante mucho tiempo la plata siguió conservando su pureza y, lo más curioso de todo, un peso similar al establecido por los patrones persas, de poco más de 4 g.
La dinastía Chaulukya fue depuesta a mediados del siglo XIII por los Vaghela, que hasta el momento habían sido vasallos suyos. Esta dinastía sobrevivió hasta finales de siglo, momento en que los reinos hindúes del norte sucumbieron al empuje de los musulmanes. No obstante, siguieron produciendo las monedas gadhaiya paisa durante este tiempo, cada vez menos reconocibles y con una plata devaluada, terminando así una tradición que se remontaba a la Antigüedad y dejó una profunda huella en diversos pueblos de Oriente Medio, Asia Central y el subcontinente indio.
Early World Coins & Early Weight Standards, by Robert Tye, published by Early World Coins, York 2009
https://www.cointalk.com/threads/indo-sassanian-the-evolution-of-the-gadhaiya-paisa.348516/
https://www.forumancientcoins.com/numiswiki/view.asp?key=Gadhaiya%20Paisa
https://en.wikipedia.org/wiki/Chaulukya_dynasty
Interesantísima entrada ahora puedo entender un poco porqué te fascina el imperio sasánida,es apasionante saludos cordiales José Ramón
ResponderEliminarGracias Adolfo. Además el dracma sasánida influyó en el dirhem árabe y en la moneda de plata europea medieval como el dinero castellano o el denier francés, con lo que su legado tuvo más alcance del que podemos imaginar. Un saludo
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