DINERO SIN ÁNIMO DE LUCRO

Soy consciente de que este título puede sonar chocante y contradictorio, pero a cierta edad uno ya está perfectamente habituado a encontrarse con todo tipo de paradojas, de las cuales el dinero no está exento. De la misma manera que existen organizaciones que persiguen fines sociales y por tanto no deben tener beneficios, pero no por ello deben renunciar a gestionarse como si fueran empresas, cada vez surgen más iniciativas que pretenden poner el dinero al servicio de la ciudadanía y no al contrario.

Estas iniciativas, casi siempre locales y ligadas a las llamadas “organizaciones de base” (es decir, aquellas de carácter social más cercanas a la comunidad a la que sirven), se han multiplicado en tiempos de crisis económica, momentos en los que muchas personas se ven afectadas por el desempleo, la precariedad y, en los peores casos, la exclusión social. Se trata de actuaciones en muchos casos que permiten los intercambios de bienes y servicios sin necesidad de contar con dinero físico, aunque sí exista un coste valorado, como ocurre con los bancos de tiempo (en los que los particulares intercambian servicios) o las redes de trueque (en las que intercambian bienes).



La libra de Lewes es un ejemplo actual de éxito en cuanto a moneda social
Siempre tratando de encontrar un espacio para el coleccionista, la entrada de hoy está dedicada a la moneda social física (casi siempre en forma de vale o billete), que ha experimentado un auge en diferentes lugares del mundo durante esta crisis económica que vamos dejando atrás. No obstante, muchas monedas sociales fueron puestas en marcha en los años previos a la recesión, por lo que es de esperar que sigan protagonizando el desarrollo económico local en el futuro. Se trata de aquellas monedas complementarias impulsadas por organizaciones de base y negocios locales y adoptadas por diferentes autoridades locales con el fin de dinamizar la economía y crear riqueza a pequeña escala. Son complementarias porque no sustituyen a las monedas nacionales sino que circulan al mismo tiempo, no generan inflación porque están (o deben estar) completamente respaldadas por moneda nacional y tienen su mismo valor, circulan únicamente en un ámbito geográfico limitado (un municipio o región) y tienen una fecha de caducidad tras la cual no pueden ser canjeadas por moneda de curso legal. Es precisamente el estatus legal de la moneda social uno de los aspectos que causa mayor confusión, porque aunque en muchos casos guarda gran parecido con la moneda nacional no es de curso legal, es decir, no existe la obligación de aceptarla en los comercios. La forma legal que suele adoptar el dinero social es por tanto el de vale o cupón. 
Para que la moneda social pueda ser sostenible en una determinada zona necesita el apoyo de organizaciones, comercios y autoridades locales, pero sobre todo la confianza de los usuarios. El apoyo institucional es también importante, ya que les confiere una mayor credibilidad. Las ventajas que ofrece la moneda social son numerosas, por ejemplo: 

  • Al tener una fecha de caducidad, pierde valor con el tiempo (es decir, su interés es negativo). Esto dificulta actuaciones especulativas y favorece su rápida circulación. Al fin y al cabo, esta rapidez garantiza más actividad económica local y por lo tanto más creación de riqueza. 
  • Al ser limitada geográficamente, impulsa el desarrollo económico local, ya que es un dinero que permanece siempre en la zona.
  • Este carácter puramente local facilita (al menos en teoría) la reducción de emisiones de CO2, ya que minimiza los costes en transporte. 
  • Culturalmente, sirve para reivindicar la identidad de un pueblo o municipio, así como su historia y tradiciones. 
  • Favorece las relaciones y confianza entre vecinos, así como el comercio pequeño local frente a las grandes corporaciones. Por lo general, los establecimientos que aceptan la moneda social son pequeñas y medianas empresas.   

La moneda social no está exenta de inconvenientes, normalmente relacionados con sus limitaciones. Dado que su uso depende de la confianza de los particulares y la voluntad de los comercios de aceptarla, sus efectos sociales pueden verse muy reducidos. Asimismo, es dudoso que sea un instrumento efectivo para reducir las emisiones de CO2, aunque es de justicia decir que, al ser de escala puramente local, su impacto medioambiental es reducido. 
Reverso del cupón de 1 libra de Lewes: "La libra de Lewes apoya el comercio
local, mantiene el dinero en circulación dentro del municipio y ayuda a la
disminución de las emisiones de CO2"

El único ejemplo que hasta ahora he podido conseguir de dinero social moderno en papel ha sido un billete (aunque quizá es más correcto denominarlo cupón) de una libra de Lewes (pronunciado /lu:is), al sureste de Inglaterra. El Reino Unido, gracias al impulso de la iniciativa conocida como Red de Comunidades de Transición (Transition Towns Network), ha sido en los últimos años un país pionero en la puesta en marcha de monedas sociales. El ejemplo quizá más llamativo es el de la libra de Bristol (Bristol Pound) que no solo es aceptada por cientos de negocios locales, sino que además es posible abrir cuentas, pagar facturas y realizar pagos electrónicos con ella. Lewes no ha llegado tan lejos como Bristol, pero su experiencia con la moneda social se retrotrae a 2008, y en estos casi 10 años ha conseguido consolidar el uso de sus propias libras dentro de sus límites municipales. 

El cupón de libra que presento hoy tiene un atractivo diseño, muy similar al del billete de curso legal en cuanto a elementos de seguridad, marcas de agua y número de serie (de nuevo, la importancia de la credibilidad) pero con una serie de características propias. El anverso de la libra de Lewes homenajea  a Thomas Paine (1737-1809), filósofo, político y revolucionario inglés considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos por su apoyo a la independencia de las colonias de Norteamérica. Su cita al pie del cupón "Tenemos en nuestro poder construir el mundo de nuevo" constituye sin duda una idea inspiradora para los promotores de la moneda social, ya que precisamente uno de sus fines es redefinir la creación de riqueza y las relaciones económicas a nivel local. 

El reverso, por su parte, es más informativo, ya que indica la fecha de caducidad, las organizaciones y comercios promotores de la iniciativa, así como las ventajas del uso de esta moneda, descritos más arriba. Además de este cupón de 1 libra, en Lewes pueden circular cupones de 5, 10 y 21 libras. Las libras de Lewes, como en los demás casos de moneda social, son paritarias con la libra esterlina, pero se ofrecen cupones de 21 libras intercambiables por 20 libras oficiales para incentivar su uso entre la población. 

Quizá uno de los mayores problemas al que pueden enfrentarse este tipo de monedas es precisamente el coleccionismo, pues les puede despojar de su contenido social. Me explico. Las organizaciones que sustentan las monedas sociales suelen ofrecer la posibilidad de vender packs para coleccionistas por un precio ligeramente superior a su valor facial. Nada que objetar, puesto que de esta forma obtienen ingresos destinados al mantenimiento de su moneda social y de paso promocionan su localidad. El problema viene cuando la venta se realiza de forma no oficial, y son los usuarios los que venden sus propios packs de moneda social a coleccionistas de forma privada. Esto puede dar lugar a un verdadero mercado negro de moneda social que nada tiene que ver con los fines que persigue. 

Por este motivo, os recomiendo que si queréis adquirir este tipo de cupones para vuestra colección los compréis directamente a las municipalidades a través de sus páginas web o, si tenéis la posibilidad de viajar a las ciudades donde se usan, os hagáis con ellos en sus puntos de compra autorizados, como las oficinas de turismo. De esta forma podréis ampliar vuestra colección mientras apoyáis una interesante labor social.   

Comentarios

  1. como siempre genial la entrada,se me ocurre una pregunta siendo sólo de ámbito local es algo que sería posible de expandir un tipo de moneda así?no sé,al perder el valor tan rápidamente me imagino que no,pero te agradecería poder conocer tu punto de vista,por cierto coincido contigo en lo que decías en un post anterior de pedir a amigos alguna moneda que pudieran traer de algún viaje,un saludo José ramón

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    1. Hola Adolfo, en principio no lo veo posible porque la principal idea detrás de la moneda social consiste en potenciar todo lo relacionado con el ámbito local. Si la moneda viaja mucho más allá, entonces los beneficiios locales (o parte de ellos) pueden diluirse. Por esta razón no se suelen admitir más allá de los límites municipales, aunque creo que sí hay algunos ejemplos de moneda social regional. Gracias por tu comentario, como siempre. Recibe un cordial saludo,

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