PULSERAS Y TOBILLERAS
El continente africano ofrece numerosos ejemplos de premoneda, algunos de ellos tan extendidos y recientes que aun hoy continúan formando parte del imaginario colectivo y la cultura popular. El ejemplo de hoy, las manillas de África Occidental, tuvo un uso prolongado en el tiempo seguramente gracias al hecho de que reunían muchas de las características propias de las monedas modernas: portabilidad, gran contenido en metal y durabilidad.
En realidad, tenían también un uso meramente estético, puesto que se utilizaban como brazaletes, colgantes o tobilleras, así como elementos de ceremonias. Como suele ocurrir con todas las formas de dinero primitivas o premonedas, los orígenes de las manillas como dinero son inciertos, lo cual da lugar a diferentes teorías. Una de estas teorías apunta a orígenes muy remotos, concretamente a los fenicios, legendario pueblo del Levante mediterráneo del siglo XIII a.C. Los fenicios, conocidos por sus fantásticas dotes de marinos y comerciantes, llegaron al otro extremo del Mediterráneo hasta adentrarse en el Atlántico, tanto hacia el norte, tierras de celtas, como hacia el sur, es decir, la costa africana. En una época en que la moneda no había sido inventada, ornamentos como pulseras o brazaletes eran uno de sus medios de cambio favoritos, y éstos pudieron dar lugar al uso de las primeras manillas como dinero entre los pueblos del occidente africano.
Imagen de manilla típica producida en Birmingham (fuente: Odd & Curious Money, C. Opitz) |
En realidad, tenían también un uso meramente estético, puesto que se utilizaban como brazaletes, colgantes o tobilleras, así como elementos de ceremonias. Como suele ocurrir con todas las formas de dinero primitivas o premonedas, los orígenes de las manillas como dinero son inciertos, lo cual da lugar a diferentes teorías. Una de estas teorías apunta a orígenes muy remotos, concretamente a los fenicios, legendario pueblo del Levante mediterráneo del siglo XIII a.C. Los fenicios, conocidos por sus fantásticas dotes de marinos y comerciantes, llegaron al otro extremo del Mediterráneo hasta adentrarse en el Atlántico, tanto hacia el norte, tierras de celtas, como hacia el sur, es decir, la costa africana. En una época en que la moneda no había sido inventada, ornamentos como pulseras o brazaletes eran uno de sus medios de cambio favoritos, y éstos pudieron dar lugar al uso de las primeras manillas como dinero entre los pueblos del occidente africano.
Otra teoría sobre el origen de las manillas se centra en tiempos más recientes, y hace referencia a los barcos occidentales hundidos en la costa atlántica africana. Según esta teoría, las primeras manillas vendrían de las piezas metálicas de los restos de estos navíos, pernos y abrazaderas principalmente.
Manillas tipo "Rey" y "Reina", de mayor peso y tamaño (Odd & Curious Money, C. Opitz) |
El nombre occidental de esta forma de dinero ("manilla", pronunciado məˈnɪlə en inglés) tiene un origen poco claro también. Una teoría extendida es que vendría del castellano y portugués "mano pequeña", algo muy lógico si tenemos en cuenta que se trataba de brazaletes y pulseras en la mayor parte de los casos. Otra teoría señala que es que el término "manilla" puede provenir del latín "monilia", plural de la palabra "monile", es decir, collar. No es descartable tampoco, ya que las manillas podían emplearse como colgantes también.
En cualquier caso, lo que sí parece bastante seguro es que fueron los portugueses los primeros europeos que se percataron del uso de pulseras y brazaletes como moneda de cambio por parte de los pueblos de África occidental, al ser considerados por los nativos como objetos de alto valor. Durante la era conocida como de los Grandes Descubrimientos (ss. XV-XVI), los portugueses tenían un interés en África más estratégico que comercial, ya que veían este inmenso continente como una escala más de su vasta red comercial mundial, con terminales en diferentes puntos de India y China. De hecho, durante este periodo no tuvieron en ningún momento la idea de colonizar estos territorios, limitándose a establecer bases y ocupar islas que pudieran servir de base a sus navíos. África ofrecía productos atractivos para Europa pero en poca cantidad, sobre todo si lo comparamos con las riquezas de Asia o de la recién descubierta América: algo de oro, marfil, especias, aceite de palma...pronto los europeos se percatarían de que el mayor potencial de África residía en su fuerza de trabajo.
Por supuesto, nos referimos a la esclavitud. Las colonias americanas comenzaban a producir bienes cada vez más demandados en Europa como azúcar, ron, tabaco o algodón, para lo cual empleaban mano de obra esclava africana. La esclavitud, actividad que hoy día constituye un flagrante atentado contra la dignidad humana y por tanto se halla felizmente abolida (aunque por desgracia siga en práctica en algunos lugares de forma más o menos clandestina), era práctica habitual durante la época a la que nos referimos. Tan habitual, que no resultaba extraña a muchos pueblos africanos, que habían constituido ellos mismos sociedades esclavistas. No obstante, no cabe duda de que los europeos globalizaron la esclavitud, convirtiendo la costa occidental africana en la mayor empresa proveedora de esta fuerza de trabajo. Para mantener en marcha una maquinaria de esta magnitud, hacía falta una moneda aceptada ampliamente en la zona, un espacio que las manillas podían ocupar perfectamente.
De esta forma, los europeos comenzaron a producir manillas en grandes cantidades. Empezaron los portugueses, pero a finales del siglo XVI tomaron el relevo franceses, holandeses y británicos. La ciudad de Birmingham, centro productor de objetos de cobre y latón en el continente europeo, destacó por ser la mayor proveedora de manillas para el comercio de esclavos. Una típica manilla de cobre o latón consistía en un anillo ovalado abierto con forma de herradura de aproximadamente 63 x 82 mm. y alrededor de 80-100 grs. de peso y con los extremos abocinados, como podemos observar en las imágenes. Es muy complicado establecer una tipología precisa, de hecho este es un tema aún pendiente de explorar en profundidad, pero sí es comúnmente aceptado que durante sus más de cuatro siglos en circulación fueron perdiendo peso y tamaño hasta llegar a las medidas descritas más arriba, se pronunciaron más sus extremos y se perfeccionó su acabado. Esto último era importante ya que parece ser que la población local era muy exigente con la apariencia de este tipo de dinero, rechazando todas aquellas piezas consideradas de peor calidad.
Pulsera africana de latón con diseño más complejo, seguramente empleada como moneda de cambio (90x80 mm) |
Existían además manilllas de mayor tamaño, las conocidas como Rey y Reina, de aproximadamente 30 cm. las primeras y 25 cm. las segundas y un peso superior a los 300 grs. En estos casos se trataba de piezas de uso ceremonial y como depósito más que como moneda circulante. Además, no faltaron las imitaciones locales: en regiones vecinas fuera de la costa occidental africana y del río Níger se utilizaron todo tipo de objetos imitativos, desde brazaletes y tobilleras con diseños más complejos (como el que aparece en la imagen de arriba) hasta simples barras de metal dobladas hasta formar un anillo.
Dado el carácter muchas veces informal de este tipo de dinero (no existía una única entidad emisora, por ejemplo) y la gran variedad de manillas que se produjeron y circularon entre los siglos XVI y XX, no es tarea sencilla establecer una tabla de valores para hacernos una idea aproximada de lo que se podía adquirir con ellas. El precio de diferentes mercancías o esclavos dependía en gran medida del lugar, la época y el tipo de manilla que se utilizara en la transacción. Sabemos, por ejemplo, que a principios del siglo XVI un manilla servía para adquirir un colmillo de elefante y con 12-15 se podía comprar un esclavo, pero normalmente nos tenemos que remitir a datos puntuales.
Reverso de billete de cinco chelines de la República de Biafra en África occidental, con imagen de una manilla (izda.) |
Bertaux, P. África - Desde la Prehistoria hasta los Estados Actuales, Historia Universal Siglo XXI. Madrid 1984
Odd and Curious Money, descriptions and values, by Charles J Opitz, 2nd Edition 1991
Encyclopedia of Money, by Larry Allen, ABC-Clio Inc. Santa Barbara, California 1999
Manilla: Money for the Slave Trade, Scott Semans World Coins http://www.coincoin.com/I024.htm
12 o 15 piezas una persona,una un colmillo de elefante,y todo ello en el siglo 16 y el pasado 20,la manera en la que terminó todas esas toneladas de material,interesante,sin duda,un saludo
ResponderEliminarGracias de nuevo por tus valoraciones, Adolfo. Desde luego, artículos como estos te hacen pensar sobre la naturaleza del dinero y de los intercambios. Recibe un cordial saludo,
Eliminar