DINERO QUE CRECE EN LOS ÁRBOLES

Mucho antes de que los
españoles pisaran el continente americano, el cacao era consumido en las partes
de Méjico y América Central dominadas por los mayas primero y los aztecas
después. La bebida conocida como xocoatl,
hecha a partir de granos de cacao tostados, agua y especias, poco tenía que
ver con la que disfrutamos hoy en día, pues destacaba por su sabor fuertemente
amargo. Al tratarse de una planta difícil de cultivar y de bajo rendimiento, las
semillas de cacao eran lo suficientemente escasas para ocupar las funciones de
las monedas. De hecho, el cacao era considerado por estas civilizaciones como
un artículo de lujo, ya que su consumo quedaba reservado para las clases altas
y las grandes ocasiones.
Los granos de cacao
tenían otras ventajas para su circulación como dinero-mercancía: buena
portabilidad por su bajo peso y tamaño, fácil divisibilidad y bastante
perdurabilidad. Las desventajas podían encontrarse en su relativamente fácil
falsificación, pues se podían vaciar y rellenar de arcilla dando la impresión
de autenticidad, así como en su falta de control, característica propia de todo
dinero-mercancía.

Parece ser que el uso de
estas semillas como moneda tuvo continuidad durante toda la época colonial
española, hasta principios del siglo XIX. Para ese momento el chocolate era ya
tremendamente popular en la vieja Europa, y por lo tanto un negocio muy
lucrativo para muchas empresas y comerciantes, que, al igual que las antiguas
civilizaciones de América Central, pudieron ver el potencial económico del
cacao, aunque de una manera bien distinta.
Fuentes:
Fuentes:
Odd and Curious Money, descriptions and values, by Charles J Opitz, 2nd Edition 1991
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