FICHAS DE COMUNIÓN

He aquí una curiosidad de la que no tenía el más mínimo conocimiento hasta hace unas pocas semanas. Todos sabemos que es habitual que los fieles de una parroquia contribuyan económicamente con una aportación en la colecta. Pues bien, en algunos casos de la Historia han sido los fieles los que han recibido una "moneda" o ficha, por razones que veremos a continuación.

No sé si las fichas de comunión (communion tokens en inglés) pueden considerarse como un artículo numismático puesto que no me consta que se hayan empleado como dinero pero no se puede negar que son una verdadera curiosidad histórica, pues nos meten de lleno en una época de conflicto entre las tendencias reformistas y contrarreformistas dentro de la religión cristiana.


Diversas iglesias protestantes de diferentes países (Francia, Holanda, Inglaterra…) comenzaron a utilizar estas fichas de plomo o estaño a partir del siglo XVI pero fue dentro de la Iglesia Presbiteriana de Escocia donde tuvieron un mayor alcance y pervivencia: parece ser que se utilizaron hasta principios del siglo XX.

Las principales razones de su existencia fueron dos. Por un lado, servían para asegurar la fidelidad de los creyentes. Semanas antes de que la ceremonia de la eucaristía tuviera lugar, los notables de la Iglesia Presbiteriana visitaban a los feligreses para examinar sus conocimientos espirituales y la adecuación de su vida a los preceptos del cristianismo. Si consideraban al examinado digno de participar en la comunión le entregaban la correspondiente ficha. Es necesario recordar que la Iglesia Presbiteriana de Escocia no acostumbraba a administrar la eucaristía con tanta frecuencia como las Iglesia Católica (en algunos casos únicamente 2 o 3 veces al año) con el fin de hacer este momento más significativo y menos rutinario.

Por otro lado, se cree que se utilizaban como forma de identificación en tiempos de persecución. En este sentido, la ficha solo podía ser entregada a feligreses de completa confianza, y la posesión de una de estas fichas les descartaba como posibles espías de las autoridades. Con el tiempo esta finalidad dejó de tener relevancia, pasando las fichas poco a poco a ser un mero símbolo de pertenencia a una iglesia o parroquia determinada.

Las fichas más primitivas estaban en blanco, pero en los siglos XVIII-XIX proliferaron distintos diseños. Son normalmente circulares pero pueden presentar formas rectangulares, romboides, ovaladas, cuadradas, incluso con forma de corazón. Respecto a las inscripciones que aparecen en ellas, podemos distinguir tres tipos.

  • Iniciales: de la parroquia, el pueblo o el nombre del párroco. Tienen normalmente una o dos letras impresas (como la ficha que presento en la imagen)
  • Fechas: puede ser la fecha de fundación de la iglesia, de la llegada del párroco o del inicio del uso de la propia ficha
  • Versículos de la Biblia, tales como “Haced esto en memoria mía”
La ficha que aparece en las fotografías es bastante simple, como puede apreciarse. Todo lo que sé acerca de ella es que fue fabricada en Escocia durante la primera mitad del siglo XIX  y es de plomo. Por un lado aparecen las iniciales I S y por el otro solamente una I. Se trata claramente de iniciales, que pueden corresponder al nombre de la parroquia, a su municipio o al párroco responsable. Son pocas pistas, pero suficientes para entretenerse investigando sobre su procedencia. Por supuesto, si algún lector tiene a bien echarme una mano, es muy bienvenido a participar.

Estas son las fuentes en las que baso mi entrada, en las que aparecen otros ejemplares de fichas de comunión (muchos de ellos, todo hay que decirlo, más vistosos que el que muestro aquí)


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